Por Faye Flam
En este año electoral que llega de la mano con una pandemia en propagación masiva, las largas filas para acceder a las urnas podrían ser potencialmente catastróficas.
Es poco probable que los métodos utilizados para reducir el riesgo de transmisión del COVID-19 en las tiendas sean útiles en los centros de votación si las personas igual tienen que esperar horas para votar.
Los más recientes estudios sobre como se transmite el coronavirus atribuyen la culpa a espacios interiores abarrotados, dice Erin Bromage, profesora de biología en la Universidad de Massachusetts, Dartmouth, quien ha estado siguiendo el aspecto científico de la propagación de la pandemia.
Si alguien contrajera COVID-19 en las votaciones de noviembre, lo más probable es que sería mientras esperan en una larga fila, al interior, con muchas otras personas.
Si bien mantener la distancia con los demás es importante, también lo es la cantidad de tiempo que se pasa en su cercanía. Pedir a la gente que mantengan dos metros de distancia no ayudará mucho si la espera para votar es larga. Es poco probable que se transmita el virus al pasar brevemente cerca a alguien en un centro de votación, pero permanecer en una sala abarrotada durante horas es un riesgo significativo.
No hay forma de lograr adaptar la infraestructura de votación actual a esta pandemia, dice Rebecca Mercuri, fundadora de la compañía Notable Software y experta en seguridad de votación. Pero la solución es simple y radica en confiar en las papeletas de votación que se pueden enviar por correo o diligenciar en casa y luego dejar en los puntos de entrega designados.
Pese a que el presidente Donald Trump le teme a la votación por correo y ha difamado sobre un posible fraude, dice Mercuri, las papeletas son menos propensas a manipulaciones y mal funcionamiento que las máquinas de votación.
Además, la votación en ausencia y la votación por correo son lo mismo, a pesar de las afirmaciones del presidente de que el primer panorama está bien, mientras que el segundo es vulnerable a abusos. Ella dice que la noción de que el voto en ausencia no es seguro es una teoría de conspiración.
Eso no significa que el sistema no deba volverse más seguro. Los estados deben trabajar rápido para garantizar que las papeletas sean seguras y fáciles de obtener, diligenciar y enviar por correo o entregar.
Mercuri ha argumentado durante mucho tiempo que las máquinas que no dejan un rastro en físico pueden ser pirateadas o funcionar mal, y que los formularios para votantes ausentes son en realidad una forma más segura de votar. No obstante, en lugar de confiar en el envío por correo, busca dónde puede entregar su papeleta y así se asegura de que su voto se contará.
Con la pandemia, podríamos necesitar más puntos de entrega para estas papeletas y un plazo más largo para que los votantes las entreguen. También necesitaremos videos y anuncios de servicio público que expliquen como votar por correo, porque algunas papeletas de voto en ausencia implican una serie complicada de sobres, sellos y etiquetas adhesivas para garantizar que nadie vote más de una vez, y no todo este material es fácil de usar.
Los lugares de votación pueden permanecer abiertos para un grado de votación normal y presencial el día de las elecciones, siempre que se piense en algo creativo para evitar aglomeraciones y filas en espacios cerrados. El uso de tapabocas y máscaras faciales no va a resolver todos los problemas en sí.
Los tapabocas reducen el riesgo, pero como dice Bromage, “una enorme fila en un gimnasio es una pésima idea”.
Instalar carpas al aire libre ayudaría a prevenir la transmisión, además de pedir a las personas que se mantengan separadas y usen tapabocas. Los puntos de votación también deben permitir que las personas entreguen sus papeletas rápidamente, en lugar de hacer que esperen hasta que escaneen cada formulario.
Sin embargo, ayudará a aliviar la presión sobre los puntos de votación si muchas personas pueden votar por correo. Además, hay mucha gente que no debería ir a su lugar de votación, y no solo porque son mayores o porque su sistema inmunológico está comprometido.
Bromage señala que es probable que miles de personas estén en cuarentena el día de las elecciones. En este momento, hay alrededor de 60,000 casos nuevos al día, pero si bajan a 50,000, por ejemplo, y las personas cumplen con un período de cuarentena de 14 días, esto significa que 700,000 personas no deberían salir a votar pero sí tienen derecho a que se cuenten sus votos. Además, algunas personas estarán demasiado enfermas con COVID para siquiera salir de casa.
Esta es una razón más para que cada estado facilite la obtención de las papeletas. En algunos estados, dice Mercuri, el voto en ausencia se está convirtiendo en la norma, mientras que en otros, las personas necesitan un motivo para poder votar en ausencia. A estas alturas, es seguro decir que la pandemia debería ser para todos una razón automática y legítima para votar a distancia.
Lo que los funcionarios deberían hacer ahora es guiar a las personas a través de los pasos de la votación en ausencia o por correo, sin difundir temores de un fraude que debilitará la legitimidad de las elecciones o insistir en una votación presencial que prolongará la pandemia y costará más vidas.