Por Jonathan Bernstein
Está en curso un pequeño escándalo sobre si el presidente Donald Trump pidió deliberadamente menos pruebas de coronavirus.
Durante un mitin en Tulsa el sábado, Trump comentó que había solicitado menos, y ha dicho con frecuencia que se opone a pruebas adicionales porque esto genera estadísticas peores. Luego, la Casa Blanca dijo que estaba bromeando, pero el martes, Trump confirmó que no bromeaba.
Por un lado, solo alguien centrado miopemente en el corto plazo no se daría cuenta de que las pruebas son esenciales para combatir la pandemia y que detenerlas deliberadamente provocaría que más personas se enfermasen y murieran, al tiempo que perjudicaría gravemente su presidencia y sus perspectivas de reelección. Por otro lado... bueno, hemos estado observando a Trump por un tiempo. ¿Les extraña las cosas que dice?
La verdadera respuesta aquí es que casi ciertamente no importa si el presidente realmente dio una orden formal para frenar las pruebas. Sabemos que Trump simplemente no tiene mucha influencia en su administración.
Sus órdenes a menudo son ignoradas. Para ser justos, a muchos presidentes se les dificulta controlar los departamentos y agencias del poder ejecutivo. Pero Trump parece tener una cantidad inusual de problemas dentro de su propia Casa Blanca.
Esto quedó claro en los recientes informes del diario Washington Post sobre las luchas internas de la administración frente a la próxima ronda de alivio económico, en la que Trump es presentado, a lo mucho, como una voz menor entre muchas en la discusión.
Nos cuentan que Trump ha decidido apoyar otra ronda de pagos directos, pero a nadie en la Casa Blanca parece importarle, ni siquiera lo suficiente para mantener en silencio que no respetan su decisión. Así, mi mejor suposición es que si Trump hubiera ordenado reducir la cantidad de pruebas, lo habrían ignorado.
Dicho esto, la tranquilidad general de Trump sobre el tema probablemente tuvo algún efecto. Las burocracias tienden hacia el statu quo. El liderazgo presidencial es importante para alentar la acción, especialmente la acción rápida. Ese tipo de liderazgo ciertamente no ha sido evidente durante la pandemia.
Las declaraciones públicas de Trump han confundido, oscilando entre hostilidad absoluta hacia las pruebas y una especie de arrogancia de “misión cumplida” por haberlas aumentado.
En realidad, las tasas de pruebas de coronavirus han continuado mejorando. Pero tomó mucho tiempo y Trump clamaba su éxito cuando los niveles diarios estaban a la mitad de lo que son ahora.
Por ende, si Trump alguna vez intentó deliberadamente frenar las pruebas, probablemente no haya importado tanto. Pero sí ha importado mucho su falta de liderazgo.