Al menos 48 ciudades de Estados Unidos están subestimando el conteo de su contaminación por dióxido de carbono en casi 20%, según un nuevo estudio que compara las revelaciones locales con una base de datos nacional que ahora puede estimar la misma información.
El nuevo análisis podría crear confusión sobre la cantidad de emisiones de las ciudades —y por lo tanto la cantidad de contaminación que deben reducir—, en un momento de mayor atención al cambio climático por parte de la Casa Blanca, las capitales estatales y los funcionarios de las ciudades.
Alrededor de tres cuartas partes de la contaminación por CO₂ de combustibles fósiles proviene de las ciudades. A medida que las poblaciones crecen, la reducción de dichas emisiones se vuelve aún más crítica, dijeron Kevin Gurney, profesor de Northern Arizona University, y sus coautores en la revista Nature Communications.
La diferencia entre las estimaciones de las ciudades y las de los autores del estudio es consecuente a escala nacional: un total de 70 millones de toneladas de CO₂, o aproximadamente la producción de todo el estado de Massachusetts. Si la diferencia entre las 48 ciudades incluidas en el estudio y las estimaciones de la investigación se extrapolaran a todo el país, las emisiones contadas de menos sumarían 474 millones de toneladas, o 24% más que las emisiones de California en el 2015.
Gurney comparó su perspectiva de los datos de CO₂ de las ciudades con el pronóstico del tiempo. “No esperamos que cada localidad mida su propio clima, ejecute sus propios modelos climáticos y saque las cifras”, dijo. “Tenemos un sistema que logra esa difícil tarea y ofrece una estimación apolítica y confiable para todos. Entonces pueden usar esa información como mejor les sirva”.
Los estándares que usan las ciudades para estimar sus propias emisiones varían ampliamente. Esto ha obstaculizado durante mucho tiempo la creación de una imagen coherente de las emisiones urbanas en EE.UU. La medición de emisiones puede ser costosa y consumir mucho tiempo, lo cual es un problema en lugares donde de por sí ya se hacen rendir los recursos.
Las ciudades comúnmente omiten los usos industriales o comerciales de la gasolina, o las emisiones de las instalaciones individuales. También pueden calcular las emisiones relacionadas con envíos y conducción de diferentes maneras.
Los autores del documento verificaron las revelaciones de las ciudades con el proyecto Vulcan, una base de datos de emisiones nacionales desarrollada por el laboratorio de Gurney en Northern Arizona University que estima las emisiones de todo el país al kilómetro cuadrado.
El trabajo de Vulcan aporta uniformidad y rigor científico a las emisiones nacionales de una manera que no siempre es capturada por los múltiples enfoques implementados por las ciudades en todo el país.
Los investigadores se basan en múltiples conjuntos de datos superpuestos, que refuerzan su confianza en los números. También comparan las emisiones con los niveles de CO₂ atmosférico, proporcionando otra forma de probar la precisión de los datos, dijo Gurney.
La comparación sugiere que EE.UU. tiene mucho trabajo por hacer para determinar cuánto CO₂ emite, incluso cuando intenta reducir los niveles. La ciudad de Indianápolis, por ejemplo, quiere reducir las emisiones de los edificios a 20% por debajo de los valores del 2016 para el 2025, escriben los autores.
Pero dado que su recuento actual de CO₂ es 27% inferior a la estimación del proyecto Vulcan, escriben Gurney y sus coautores, “será difícil saber cuándo y si este objetivo se logrará realmente, o hacer el seguimiento del progreso hacia este fin”.