(Foto: Difusión)
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Geopolítica en las profundidades: desde el apetito insaciable de los gigantes estadounidenses de internet hasta las “nuevas rutas digitales de la seda” chinas, los cables de telecomunicaciones submarinos simbolizan la lucha entre potencias por controlar infraestructuras eminentemente estratégicas.

“Paz”, “Amistad”... A nivel de superficie, los nombres de los distintos cables suenan como una oda a la diplomacia y a la armonía comercial entre países.

Bajo el agua, los 420 cables desplegados en todo el mundo, por los que pasa el 99% del tráfico de Internet total, a menudo revelan la competencia entre potencias en este sector.

En este contexto, es el que tiene la mayor “concentración”, destaca Camille Morel, investigadora adscripta al Centro de estudios de seguridad y defensa internacional (CLESID) de la universidad de Lyon III.

¿Es el principal nuevo vector del poder? El creciente apetito de los gigantes estadounidenses de Internet, designados con el acrónimo “Gafam”, por los cables desde fines de la década del 2010, debido a la expansión de los flujos de datos que transitan sobre todo entre Europa y Estados Unidos, lo evidencia.

Si el tendido y explotación de cables submarinos han sido durante mucho tiempo de dominio exclusivo de los grandes operadores de telecomunicaciones, frecuentemente europeos, actualmente son , y otros aquellos que están convirtiéndose en los principales ‘desarrolladores’.

“Hace cuatro años, los Gafam no contaban con capacidad propia en el Atlántico, alquilaban servicios a los operadores tradicionales. Hace dos años ya controlaban el 50%. Hoy se encuentran al 80%, y en dos años estarán en el 95%”, indica a la AFP Jean-Luc Vuillemin, director de redes internacionales de Orange.

Nuevas rutas digitales de la seda

En tanto Europa se encuentra en una situación de “fuerte dependencia” en materia de ecosistemas de transmisón y funcionamiento de internet respecto a Estados Unidos, no es el caso de países como China, donde es “nula”.

“Si mañana de mañana se cortan todos los cables submarinos que conectan a China con el resto del mundo, para el 99% de la población de ese país no ocurrirá absolutamente nada”, afirma Vuillemin.

Por ejemplo, a comienzos de marzo, Facebook y Google tuvieron que interrumpir de urgencia el tendido de un cable submarino que habría conectado a California con Hong Kong, a causa de las fuertes tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y China.

“Ya no es posible tender un cable directo entre ambos países. En cierta manera, son como las discusiones que hay sobre la 5G”, confirma Alain Biston, CEO de Alcatel Submarine Networks (ASN), líder mundial de despliegue de cables submarinos.

Para afirmar su soberanía en este campo, China está tejiendo su propia red en el lecho de los océanos con sus “Nuevas Rutas Digitales de la Seda”, sector tecnológico de un vasto programa de infraestructura para proyectar su poder económico fuera de fronteras.

Algo revelador: el cable Peace, financiado por operadores chinos, tendido en el 2018, no sirve a India, un gran rival, pero conecta al aliado Pakistán con Europa desde Marsella, y también a Kenia.

Si bien ASN francesa, TE SubCom estadounidense y NEC japonesa dominan un mercado de tendido de cables evaluado en 2,000 millones de euros (unos US$ 2,430 millones), China también pretende potenciar su propio ‘holding’ merced a la reciente fusión de Huawei Marine Networks con Hengtong Optic-Electric.

Barcos rusos y espionaje

¿Un nuevo actor capaz de alterar el ‘oligopolio’ actual? “Cuando vemos lo rápido que actúan en el mercado, podemos hacernos esa pregunta. Tal vez no sea inmediatamente, pero sí en cinco años”, estima Morel.

Infraestructuras sensibles geoestratégicamente, los cables submarinos no escapan a los riesgos de espionaje y sabotaje.

A tal punto, que su protección figuró en la agenda de una reunión de ministros de Defensa de la OTAN a fines de octubre, cuando las Armadas occidentales detectaron un gran interés de los barcos rusos por los cables de los países de la alianza, sin conocer sus motivos.

A fines de marzo, el ministerio de Defensa británico anunció que para el 2024 entrará en servicio un barco de vigilancia para proteger sus cables submarinos y otras infraestructuras.

¿Señal de una amenaza real? “En teoría, es posible empalmar un puente espía con una fibra óptica en profundidad. Pero con tantos supuestos todavía parece más que improbable”, indica Vuillemin, al igual que otros expertos en el tema.