La Administración Biden pondrá los semiconductores, la inteligencia artificial y las redes de próxima generación al centro de la estrategia de Estados Unidos hacia Asia, intentando unir lo que los funcionarios llaman “tecnodemocracias” para hacer frente a China y otras “tecnoautocracias”.
El nuevo marco de la rivalidad entre EE.UU. y China obtuvo mayor urgencia ante la repentina escasez mundial de los semiconductores necesarios para productos como automóviles, teléfonos móviles y refrigeradores.
La estrategia buscaría reunir una alianza de naciones que luchen por una ventaja en la fabricación de semiconductores y la computación cuántica, cambiando las áreas tradicionales de competencia, como los arsenales de misiles y el número de tropas.
Funcionarios de Gobierno actuales y anteriores, junto con expertos externos, dicen que los planes de la Administración en el ámbito tecnológico son un microcosmos de sus planes más amplios para adoptar un enfoque hacia China más orientado a las alianzas, aunque aún hostil, después del enfoque más caótico bajo la presidencia de Donald Trump.
“Hay una nueva comprensión sobre la importancia que están jugando los semiconductores en esta lucha geopolítica porque los chips son la base de cada tecnología en la era moderna”, dijo Lindsay Gorman, miembro de tecnologías emergentes en el German Marshall Fund de EE.UU. “Es un esfuerzo por duplicar la ventaja tecnológica comparativa de EE.UU. y sus socios democráticos”.
Es un enfoque que se basa en parte en negarle el acceso a China a cierta tecnología durante el mayor tiempo posible, buscando aplastar a gigantes chinos como Huawei Technologies Co. e incluso tomar una página del manual de estrategias del Partido Comunista al impulsar la participación del Gobierno en industrias clave cuando sea necesario.
Se produce cuando se espera que los líderes del Partido Comunista chino, incluido el presidente Xi Jinping, expongan cómo pretenden hacer de la tecnología una pieza central del desarrollo futuro en el Congreso Popular Nacional que comenzará esta semana.
Varias personas familiarizadas con la planificación de la Administración, y especialmente la de Kurt Campbell, coordinador para Asia del Consejo de Seguridad Nacional, dicen que prevé un enfoque amplio que pone mayor énfasis en algunos socios clave como Corea del Sur, Japón y Taiwán, al tiempo que ofrece incentivos para que la fabricación de chips regrese a EE.UU.
Los chips figuran en los planes para reforzar el Quad — una alianza que reúne a EE.UU., Japón, Australia e India que recibió un impulso de apoyo durante la era de Trump—, incluso al llevar más producción de tecnología al sur de Asia.
La batalla por los microchips, y el enfoque que se les está dando en los primeros días de la Administración Biden, se está imponiendo en la nueva Casa Blanca por necesidad.
La escasez global de chips, debido en parte al almacenamiento de China y un aumento de la demanda durante la pandemia, ha obligado a algunos fabricantes de automóviles estadounidenses a cerrar plantas y expuesto las debilidades en la cadena de suministro de EE.UU., con su fuerte dependencia de unos pocos fabricantes en Asia.
El miércoles, el presidente Joe Biden ordenó una revisión de la cadena de suministro global de microchips, así como de baterías de gran capacidad, productos farmacéuticos y minerales críticos y materiales estratégicos como tierras raras.
La mayoría de los chips estadounidenses provienen de Taiwán, que China aún reclama como su territorio, y EE.UU. obtiene casi todas sus tierras raras de China. China rápidamente descartó la promesa de encontrar fuentes alternativas de suministro por considerarla poco realistas.
Los funcionarios dicen que es demasiado pronto para detallar cómo será la estrategia de EE.UU. La idea de que las tecnodemocracias desafíen a las tecnoautocracias apareció en un informe de la revista Foreign Affairs a fines del año pasado que pedía “un foro general en el que países de ideas afines puedan unirse para elaborar respuestas conjuntas” al desafío de China.
“Tenemos que enfrentar este desafío juntos: el abuso de China, las prácticas depredadoras de China, la exportación de herramientas de China que utiliza para promover su marca de tecnoautoritarismo”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en una sesión informativa del 22 de febrero.
El enfoque ya está recibiendo una respuesta positiva del Congreso, donde los legisladores proponen una serie de proyectos de ley destinados a reforzar la tecnología estadounidense, como la Ley de Chips, que ofrecería incentivos para llevar la fabricación de chips de regreso al país, y la Ley de Frontera Sin Fin para invertir más ampliamente en el avance tecnológico.