Inmigrantes
Inmigrantes

A medida que continúa la arremetida del presidente para restringir la , sus seguidores entre la clase de expertos continúan presentando argumentos económicos para cerrar las puertas del país. Eso es comprensible: es fácil culpar a la competencia de los inmigrantes por los problemas económicos. Pero muy a menudo, es incorrecto.

En una reciente aparición en Fox News, el clasicista e historiador Victor Davis Hanson comenzó con algunos puntos buenos e importantes sobre la necesidad de una cultura compartida para unir a la . Pero luego continuó presentado algunos argumentos económicos muy dudosos.

Hanson afirmó que "el milagro Trump [está] dando empoderamiento a las clases... trabajadoras", y que este empoderamiento también estaba siendo impulsado por "una reducción radical [de] la inmigración ilegal". Hanson atribuye la reducción de la inmigración ilegal al menor desempleo y mayor competencia para los trabajadores.

Hanson tiene razón sobre dos cosas importantes. En primer lugar, la inmigración ilegal efectivamente se ha reducido radicalmente: el declive no se produjo bajo Trump; comenzó bajo el gobierno de George W. Bush, cuando la Gran Recesión redujo abruptamente la demanda de mano de obra no cualificada.

Pero la inmigración ilegal no volvió a aumentar después de la recuperación, gracias a varios factores: mayores deportaciones y una mayor fiscalización de la frontera por parte del gobierno de , esto combinado con una fertilidad mucho menor y mayores niveles de ingresos en México, la principal fuente de inmigración ilegal.

Hanson también tiene razón en que el desempleo en EE.UU. es muy bajo: aunque una mejor medición de la salud del mercado laboral, la proporción de empleo con respecto a la población en edad productiva, muestra un rendimiento más modesto.

Pero, ¿fue la interrupción de la inmigración ilegal responsable de la recuperación del empleo? Hay buenas razones para pensar que fue un factor menor en el mejor de los casos.

En primer lugar, las investigaciones muestran que la inmigración de mano de obra no cualificada tiene, a lo sumo, un efecto pequeño sobre los salarios de los trabajadores nativos. Aunque un investigador de alto perfil, George Borjas, de la Universidad de Harvard, afirmó haber encontrado más efectos nocivos, los estudios reiterados sobre la afluencia de refugiados han encontrado efectos muy pequeños o inexistentes en el empleo y los salarios.

Dado que los refugiados tienden a ser inmigrantes no cualificados, estos hallazgos implican que la inmigración ilegal a EE.UU. no dejó sin trabajo a los estadounidenses.

La observación casual muestra que el desempleo también fue bastante bajo a fines de la década de 1990 y mediados de la década del 2000, con un empleo aún mayor como porcentaje de la población. Esos fueron tiempos de alta inmigración ilegal.

En segundo lugar, si las clases trabajadoras de EE.UU. estuvieran realmente "empoderadas" como afirma Hanson, esperaríamos ver un robusto crecimiento de los salarios. En cambio, hemos visto todo lo contrario. Desde el final de la inmigración ilegal neta a gran escala, los salarios en realidad han sido bastante anémicos:

Durante finales del 2014 y 2015 hubo un aumento en la compensación, pero no ha aumentado a un ritmo cercano al de fines de la década de 1980, 1990 y principios de la de 2000, una época en la que los inmigrantes ilegales llegaban en masa. Y aún no ha habido un "milagro Trump" en lo que respecta a los salarios.

Esto no quiere decir que la inmigración ilegal haya elevado los salarios de los estadounidenses, simplemente que la reducción desde 2007 no ha dado un impulso notable a los salarios. Si las clases trabajadoras se hubieran empoderado como afirma Hanson, uno pensaría que podrían negociar para obtener un mejor salario.

Los países con tasas de inmigración general muy bajas no han tenido resultados mejores. Japón, por ejemplo, solo comenzó a atraer a un número significativo de inmigrantes en los últimos años.

Pero los salarios japoneses habían estado cayendo durante muchos años, durante el tiempo en que la inmigración era casi inexistente. Cerrar las puertas no salva a un país de las fuerzas de la globalización y el cambio tecnológico que han hecho bajar los salarios.

Entonces, si bien Hanson tiene razón al señalar que la era de la inmigración ilegal ha llegado a su fin, es probable que se equivoque al afirmar que esto ha ayudado a las perspectivas de la clase trabajadora de EE.UU.

Esa clase, hasta ahora, no ha recibido realmente ninguna ayuda. Si Trump quiere elevar los salarios de las personas que lo eligieron, debe intentar algo más que la restricción de la inmigración.

Por Noah Smith

Esta columna no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o Bloomberg LP y sus dueños.