China y EE.UU. siguen avanzando en las negociaciones para poner fin a la guerra comercial entre ambos países. (Foto: Reuters)
China y EE.UU. siguen avanzando en las negociaciones para poner fin a la guerra comercial entre ambos países. (Foto: Reuters)

Considere a Fuling Global Inc., un fabricante chino de utensilios plásticos que desarrolló un negocio lucrativo haciendo vasos y sorbetes (cañitas o pajitas) de papel para restaurantes de Estados Unidos.

Pero el presidente volcó todo su peso con aranceles de US$ 250,000 millones a las importaciones chinas, incluidos los productos de papel. Entonces, la compañía encontró una alternativa: abrir una fábrica de US$ 4 millones en Monterrey, México, que pronto comenzará a enviar millones de sorbetes de papel al otro lado de la frontera.

"Teníamos que buscar otras formas de hacer negocios", dijo Gilbert Lee, director financiero de Fuling. La mudanza implica que la empresa con sede en Wenling, China, evitará los aranceles y compensará la mano de obra mexicana más cara con menores costos de envío. "México es un lugar muy lógico y conveniente para nosotros".

Fuling no está solo. México ha percibido grandes ganancias en envíos a Estados Unidos en las categorías en que los productos chinos competidores se vieron afectados por los, todo, desde cartulina hasta piezas de aire acondicionado.

En total, las importaciones estadounidenses de productos desde México aumentaron un 10% a casi US$ 350,000 millones el año pasado, el crecimiento más rápido en siete años. Esto ayudó a ampliar el déficit comercial de Estados Unidos con México en un 15% a más de US$ 80,000 millones. En tanto, el aumento en los envíos desde China se desaceleró en cerca de un tercio.

La bonanza de México destaca la dificultad de intentar ganar una guerra comercial donde las empresas pueden cambiar la producción o encontrar nuevas fuentes para evitar los aranceles.

A pesar de la promesa de Trump de reducirlo, el déficit comercial de Estados Unidos para los bienes a nivel mundial alcanzó un récord de US$ 891,000 millones el año pasado mientras los recortes de impuestos aumentaron la demanda de importaciones y los aranceles de represalia pesaron sobre las exportaciones estadounidenses.

Debido a los anticipados ataques de Trump a México por tomar empleos en Estados Unidos, todo esto es bastante irónico para los observadores, como el consultor de la industria Alan Russell.

"Es un caso de consecuencias imprevistas", dijo Russell, director ejecutivo de Tecma Group, una firma de El Paso, Texas, que ayuda a las empresas a abrir y administrar fábricas en México. El interés nunca había sido tan alto en sus 35 años en la industria, dice. "Cualquier empresa que fabrica en China ha recibido una señal de alarma".

"Mucha gente está trasladando la producción a México", dijo Amanda Walker, directora de operaciones de Taskmaster Components, una empresa que durante casi 20 años ha importado ruedas y neumáticos de grandes dimensiones desde China. La proximidad, el acceso a los puertos y una fuerza laboral instruida hacen que "todo lo relativo a México sea atractivo".