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Justo cuando Estados Unidos se aísla en el escenario comercial global, su dependencia financiera del resto del mundo podría estar por aumentar.

Cifras del miércoles pasado mostraron que el déficit comercial estadounidense en enero fue el mayor en más de nueve años, ubicándose en US$ 56,600 millones. Un día antes, el principal asesor económico de Donald Trump, Gary Cohn, dimitió luego de perder una pelea por los planes del presidente para aplicar fuertes aranceles al acero y el aluminio.

Con Trump determinado a continuar su agenda proteccionista, socios principales mayores como China y Europa probablemente tomen represalias. Las tensiones comerciales globales están escalando rápidamente.

No solo el déficit comercial está ampliándose, sino que además los recortes de impuestos de Trump y sus planes de gastos harán crecer también el déficit presupuestario, requiriendo que los inversores internacionales compren cantidades más grandes de una mayor carga de deuda que el Tesoro emitirá.

La disposición de los extranjeros para financiar la generosidad del Tío Sam ha sido un tema de acalorados debates durante gran parte de los últimos 20 años, a medida que crecía el déficit en cuenta corriente, y en menor medida, el déficit presupuestario.

Los movimientos de esa demanda han jugado un papel importante en la determinación del valor del dólar en los mercados cambiarios mundiales, especialmente a mediados de la primera década del siglo, cuando ambos déficit se incrementaron rápidamente en paralelo.

Los déficit estadounidenses pueden haber jugado un papel menor para el dólar en los años posteriores a la crisis hasta alrededor del 2014, a medida que se reducían. El dólar subió 30% en los tres años desde el 2014 al 2016, disminuyendo la demanda de bonos estadounidenses alimentada por la intervención cambiaria de los bancos centrales extranjeros.

Pero los déficit se están ampliando de nuevo y la Reserva Federal estadounidense está reduciendo su cartera de bonos, lo que significa que el mercado podría tener que absorber una emisión de bonos del Tesoro de alrededor de 5% del Producto Bruto Interno (PBI) o más.

El dólar ha caído 15% en tan solo un año, y el deseo del presidente Trump de imponer aranceles sobre una gama de importaciones estadounidenses ha alimentado las especulaciones sobre una guerra comercial global ¿Aparecerán los inversores, tanto privados como del sector oficial?

La semana pasada, el exsecretario del Tesoro estadounidense Larry Summers advirtió que, basado en los actuales diferenciales de los rendimientos de los bonos, el dólar podría perder un cuarto de su valor contra sus pares principales a lo largo de la próxima década.

"La confianza de los mercados globales es mucho más fácil de mantener que de recuperar. Los mercados cambiarios están enviando la señal de que Estados Unidos no está en un camino saludable", dijo Summers.

Se ha formado cierta percepción de que los extranjeros han estado vendiendo bonos estadounidenses por algún tiempo, una idea fortalecida por la bajada del dólar y la escalada de los rendimientos de los títulos. La moneda cayó 10% el año pasado, su mayor descenso anual desde el 2003, y el rendimiento del título del Tesoro a diez años ha aumentado más de 80 puntos básicos desde setiembre.

Pero los principales acreedores de Estados Unidos, como China y Japón, difícilmente se desprendan de sus bonos del Tesoro. Eso sería contraproducente pues asustaría a los mercados y desataría nuevas olas de ventas, aplastando el valor de sus tenencias existentes.

El bajo valor relativo del dólar y el atractivo de los rendimientos estadounidenses sugieren que los inversores extranjeros, particularmente los bancos centrales y gerentes de reservas, comprarán aún más este año.

En contra de la narrativa popular, los extranjeros de hecho fueron compradores netos de bonos estadounidenses el año pasado, y han acumulado miles de millones de dólares en títulos en semanas recientes.

"Vimos que las compras oficiales extranjeras se incrementaron en el 2017 y prevemos aún más en el 2018", dijo Matthew Hornbach de Morgan Stanley. "Los mayores rendimientos disponibles tanto para los inversores extranjeros como domésticos hoy deberían atraer suficiente demanda para allanar el camino al próximo incremento de la oferta del Tesoro", agregó.

*Las opiniones expresadas aquí son del autor, un columnista de Reuters