La principal objeción gira en torno al bono del 2024, que salió en mejores condiciones para sus compradores, que han presentado una contrapropuesta por ahora no aceptada por el Gobierno de Lenín Moreno. EFE/ Jose Jacome
La principal objeción gira en torno al bono del 2024, que salió en mejores condiciones para sus compradores, que han presentado una contrapropuesta por ahora no aceptada por el Gobierno de Lenín Moreno. EFE/ Jose Jacome

Ecuador entra en una semana crucial para terminar la negociación de un porcentaje de su deuda externa con la que espera conseguir una quita de unos US$ 1,500 millones y aplazar compromisos hasta el 2040.

El plazo de negociación termina el viernes 31 sin que hasta ahora se haya logrado el apoyo mayoritario a la propuesta integral presentada el pasado 20 por el país.

La principal objeción gira en torno al bono del 2024, que salió en mejores condiciones para sus compradores, que han presentado una contrapropuesta por ahora no aceptada por el Gobierno de Lenín Moreno.

US$ 17,375 millones en bonos

En total, Ecuador busca renegociar US$ 17,375 millones en bonos tras verse contra las cuerdas por el déficit acumulado durante gobiernos anteriores, unos US$ 60,000 millones, y el severo impacto que ha tenido la pandemia del coronavirus en el país con una pérdida de PBI en el 2020 que estará alrededor del 9%, según las previsiones.

Ante un posible incumplimiento, el país ofreció renegociar para poder afrontar sus compromisos financieros y seguir contando con el apoyo de los organismos internacionales, de los que depende para seguir a flote.

En su propuesta, Ecuador busca una reducción del capital de US$ 1,540 millones de su deuda vigente, una disminución de la tasa de interés promedio de 9.2% a 5.3%, y una duplicación del plazo de 6,1 años en promedio a los 12.7 años.

También extender el período de gracia: 5 años en el capital y prácticamente 2 años en el interés, así como un aplazamiento de los intereses no pagados y acumulados.

Se trata en este último caso de unos US$ 1,060 millones entre marzo y agosto, que serían pagaderos desde el 2026 hasta el 2030, con una tasa de interés de 0%.

Para que la propuesta ecuatoriana se haga efectiva, es necesaria una aceptación del 50% de los tenedores sobre el capital de cada bono y del 66% sobre el monto agregado de nueve bonos globales, explicó el Ministerio de Finanzas.

En el caso del bono 2024, por tener cláusulas distintas, requiere la aprobación del 75%.

Esta reestructuración, en caso de ser aceptada, será un importante alivio para el país y permitirá que más recursos sean destinados al manejo de la crisis sanitaria y a la reactivación y recuperación de la economía”, dijo la semana pasada la Cartera financiera.

Apoyo del 53 % de bonistas

Por el momento, el Gobierno cuenta con el apoyo del 53% de los bonistas, pero hay dos grupos asesorados por BroadSpan Capital y UBS que se resisten.

Estos exigen una tasa de interés de 9.5%, significativamente más alta que la máxima del cupón de los bonos de la solicitud ecuatoriana para hacer frente a la crisis, de 6.9%.

El Ministerio asegura haber “revisado en detalle” la oferta pero de momento no la acepta por el “enorme sacrificio adicional” que exige “al pueblo ecuatoriano”.

La Solicitud de Consentimiento e invitación de intercambio de sus 10 bonos globales por cuatro nuevos bonos (incluyendo el bono de intereses acumulados entre marzo y agosto), con mejores condiciones de financiamiento, se origina en las necesidades más inmediatas del país para financiarse.

Ecuador afirmó que los ‘shocks’ externos precipitaron al país a “una crisis que no tiene precedente en la historia nacional”, y aseguró que “el alivio en pagos de servicio de deuda es esencial para los próximos cinco años”.

Y sostiene que para lograr una recuperación sostenible necesita del apoyo de toda la comunidad internacional, incluyendo sus socios bilaterales, tenedores de deuda y organismos multilaterales.

Respaldo de organismos internacionales

Ante la posibilidad de que la oferta ecuatoriana siga chocando con los dos grupos de inversores que la rechazan, el Sistema de Naciones Unidas en Ecuador publicó el viernes un inusual mensaje de apoyo al Gobierno de Moreno.

Reconocemos los esfuerzos del Gobierno ecuatoriano en reestructurar su deuda, que permitirá responder a la crisis causada por COVID-19 y avanzar hacia los ODS. Continuaremos apoyando la recuperación del país, asegurando el principio de no dejar a nadie atrás y de reconstruir mejor”, decía la organización.

También Kristalina Georgieva, directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), se sumó al tan necesario respaldo en un mensaje tras una conversación con Moreno el viernes.

Alabé la rápida reacción del Gobierno para apoyar a los más vulnerables y el progreso en la reestructuración de la deuda. Nuestro equipo trabaja en un nuevo programa para apoyar al país”, dijo la ejecutiva.

Se refería a la elaboración de un nuevo programa de rescate financiero después de que fallara el alcanzado el año pasado por la imposibilidad del país de alcanzar ciertas metas, una situación ahora agravada por la pandemia.

La renegociación de deuda externa en lugar de una suspensión unilateral de pago, como exigían algunos sectores de izquierdas y sindicatos, ha estado destinada, en ese sentido, a poder seguir recibiendo ayuda de los organismos multilaterales que el año pasado comprometieron US$ 10,200 millones en financiación.

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