Trump vende EEUU en Davos pero no logra evitar la polémica

El presidente de Donald Trump dibujó este viernes ante la élite mundial de Davos un país con una economía floreciente tras un "gran año" bajo su presidencia, pero no pudo escapar a la polémica por sus críticas a la prensa y las presuntas conexiones con Rusia.

"Estados Unidos primero no quiere decir Estados Unidos en solitario" dijo ante un audiencia selecta de empresarios y líderes políticos en un discurso de unos 15 minutos, en el que prometió "cooperación" y "amistad" con el resto del planeta.

"Hemos tenido un gran primer año, exitoso de muchas maneras distintas", aseguró obviando las polémicas que han marcado su primer año en la Casa Blanca.

También incitó a las grandes compañías presentes en el Foro Económico Mundial (WEF) a invertir. "Nunca hubo un mejor momento para contratar, construir, invertir y crecer en Estados Unidos. Estados Unidos está abierto otra vez para hacer negocios y volvemos a ser competitivos", afirmó.

Y reiteró de nuevo que el comercio internacional tiene que ser "justo y recíproco", respondiendo a la defensa de la globalización que hicieron esta semana en Davos el primer ministro indio Narendra Modi o el presidente francés Emmanuel Macron.

Protesta.

Los suizos tampoco acogieron a Trump con los brazos abiertos y un grupo de activistas logró desplegar una enorme pancarta en la montaña rezando "Trump not welcome" ("Trump no es bienvenido").

Sin embargo, terminado el discurso y cuando respondía a preguntas de Klaus Schwab, el fundador del WEF, reiteró sus ataques a la prensa.

"Hasta que me convertí en político no me di cuenta de lo cruel, mala y falsa que puede llegar a ser la prensa", dijo Trump, de 71 años, provocando los abucheos de parte de las 1.500 personas en la sala.

Curiosamente la lo interpretó de manera muy distinta y en la transcripción oficial tras esa frase aparece "risas" entre paréntesis.

En Davos Trump tampoco logró escapar a la investigación sobre las presuntas injerencias rusas durante la campaña electoral que le llevó al poder.

El New York Times reveló el viernes que el año pasado ordenó el cese del fiscal especial Robert Mueller, que investiga las presuntas injerencias rusas, y que luego retiró su decisión ante la amenaza de dimisión de un alto responsable.

"Afectuosos saludos" a África
Por la mañana Trump se reunió con Paul Kagame, el presidente de Ruanda y de la Unión Africana, y le pidió que transmitiera sus "afectuosos saludos" a los líderes africanos poco tiempo después de que, según revelaciones de prensa, calificara a algunas naciones africanas, así como a Haití y El Salvador, de "países de mierda".

"No podré ir al discurso, tengo trabajo", dijo la ruandesa Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam, que como otros líderes y empresarios africanos pidió boicotear su intervención.

Tras el discurso, Byanyima reiteró que la política de Trump solo beneficia a los más ricos mientras "el resto del planeta se pelea por las migajas".

Por su parte el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, aseguró que el discurso "fue positivo porque al menos no declaró una guerra comercial o simplemente una guerra".

La estancia de Trump en Davos ha estado marcada por las contactos con grandes multinacionales y dos reuniones con los primeros ministros de Gran Bretaña e Israel, sus dos aliados tradicionales.

Tras meses de relaciones tensas con Londres, Trump pidió disculpas este viernes por retuitear unos vídeos antimusulmanes de un grupo de extrema derecha británico, uno de los temas de fricción entre los dos aliados que siempre han tenido una "relación especial".

Durante su encuentro con Netanyahu, también el jueves, Trump aseguró que bloqueará la ayuda financiera a los palestinos porque "faltaron al respeto" a y desató las críticas de los principales representantes palestinos.

La edición de este año ha estado marcada por la presencia de Trump, cuyas posiciones proteccionistas chocan con el credo proglobalización y a favor del libre comercio de gran parte de los asistentes.

Las turbulencias en Davos empezaron incluso antes de su llegada, cuando su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, afirmó no estar preocupado por la debilidad del dólar, con lo que el billete verde se hundió en los mercados a niveles históricos.