Donald Trump
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El manejo que hace la Casa Blanca de las acusaciones de abusos que pesan sobre algunos de sus empleados frustra a prominentes mujeres republicanas y su lucha de años por atraer el voto femenino.

“Enviamos señales mixtas. Tienen que ser más fuertes, más consecuentes, más claros en su mensaje” a las mujeres, afirmó la senadora Shelley Moore Capito el martes. “Es difícil para una mujer republicana tener que luchar contra esto todo el tiempo”.

, quien se ha casado tres veces, añadió otro capítulo a la historia de su difícil relación con las mujeres la semana pasada al negarse a expresar apoyo público a las ex esposas de dos altos colaboradores suyos.

Rob Porter, jefe de personal de la presidencia, renunció la semana pasada luego de que sus dos ex exposas, Colbie Holderness y Jennifer Willoughby, denunciaron que abusaba de ellas. DailyMail.com publicó fotos de Holderness con un ojo morado. Porter negó haberles pegado.

Un segundo funcionario de la Casa Blanca, el redactor de discursos David Sorensen, renunció el viernes, después de que su ex esposa Jessica Corbet describiese el abuso físico a que la sometió. Dijo que en una ocasión la tiró contra una pared y que la quemó con un cigarrillo. Él también negó las acusaciones.

, sin embargo, se deshizo en elogios sobre Porter y se negó a apoyar a las mujeres o a condenar el abuso doméstico.

“Hay vidas que están siendo destrozadas y destruidas por meras denuncias. Algunas son ciertas y otras son falsas. Algunas son viejas y otras nuevas”, dijo Trump en un tuit el sábado. “Alguien que es acusado falsamente no puede recuperarse. Se acaban su carrera y su vida. ¿Es que ya no existe el debido proceso?”.

Los republicanos de la cámara baja están investigando cómo fue que se le permitió a Porter trabajar en la Casa Blanca a pesar de las denuncias de abusos. Y las actitudes de Trump causaron exasperación en muchos.

“Seamos serios, está claro que todos debemos condenar la violencia doméstica”, declaró el presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan. “Y si una persona que ha cometido abuso doméstico llega al gobierno, algo no funciona en el sistema” y hay que corregirlo.

“Me siento profundamente decepcionada con esta situación. El abuso nunca está bien”, se lamentó la senadora Joni Ernst en CNN el martes.

El apoyo a se tambaleó poco antes de las elecciones al circular una grabación en la que se lo escucha jactándose de que manosea a las mujeres sin su consentimiento. Y más de una docena de mujeres lo acusaron de acosarlas o agredirlas. Trump dijo que mentían y amenazó con demandarlas, pero no lo ha hecho.

La Casa Blanca dice que la población emitió su veredicto cuando eligió a Trump. El 42% de las mujeres votaron por él y el 56% por su rival Hillary Clinton. Se mantuvo el patrón que hubo con Bill Clinton en 1996 y Barack Obama en el 2012.

Solo el 38% de las mujeres empadronadas se identifica como republicana, comparado con el 54% que se dice demócrata, y cortejar el voto femenino es un objetivo de los republicanos. Encuestas recientes indican que Trump hace que ese objetivo sea más difícil de alcanzar.

“El partido y la conducción del partido tuvieron muchas oportunidades de enderezar las cosas con las mujeres, de fijar posiciones, y no lo han hecho”, afirmó Meghan Milloy, cofundadora de Mujeres Republicanas por el Progreso. Agregó que el partido Republicano “va a empezar a perder mujeres”.

Jennifer Horn, ex presidenta de los republicanos de New Hampshire, afirmó que “cada vez que el presidente trata de excusar a un hombre que ha agredido a una mujer, hace que a nuestros candidatos les resulte más difícil montar una campaña con credibilidad”.

La consejera presidencial Kellyanne Conway dijo el fin de semana en una entrevista con CNN que no tienen por qué dudar las denuncias de las ex esposas de Porter. Pero cuando se le preguntó si temía por otra alta funcionara de la Casa Blanca, Hope Hicks, que estaría saliendo con Porter, Conway dijo que no porque conoce “pocas mujeres tan fuertes, con tantos buenos instintos, lealtad e inteligencia”.

Holderness respondió con una columna en el Washington Post en el que dice que la afirmación de Conway “hace pensar que quienes han estado en una relación abusiva no son fuertes. Permítanme disentir”.