Japón
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Las querellas diplomáticas entre Japón y Corea del Sur debido a la brutal colonización nipona de la península coreana entre 1910 y 1945 tuvieron este lunes consecuencias económicas con el anuncio por parte de Tokio de un endurecimiento de las condiciones de algunas exportaciones.

Las entregas a Corea del Sur de varios productos químicos usados para la fabricación de chips electrónicos y pantallas de smartphones o de televisores serán más complejas a partir del jueves, anunció el ministerio de Comercio e Industria (Meti).

Esta inédita decisión se produce después de que tribunales surcoreanos ordenaron a sociedades japonesas que indemnizaran a personas a las que forzaron a trabajar durante la Segunda guerra mundial.

Los exportadores deberán pedir una autorización para cada venta a Corea del Sur, un proceso que dura cada vez unos 90 días.

El hecho de que un país sea o no sometido a un "control de las exportaciones depende de la confianza entre los Estados", declaró un responsable del ministerio japonés encargado de las exportaciones, y aseguró que "no se trata de una sanción".

"Sin embargo, con Corea del Sur se ha roto la confianza" agregó el responsable, precisando que uno de los productos podría servir para radares militares, otro a aviones militares y un tercero para la fabricación de armas químicas.

Japón y Corea del Sur, ambos estrechos aliados de Estados Unidos, país que en gran medida asegura su protección militar en particular ante la amenaza norcoreana, mantienen tensas relaciones desde hace décadas a causa de la colonización japonesa.

La querella se agravó con una serie de decisiones de la justicia surcoreana, que instó a grupos japoneses a indemnizar a las víctimas de trabajos forzados.

Controvertido tratado
Tokio cuestiona la legalidad de estas decisiones judiciales, al considerar que estos contenciosos ya fueron resueltos por el tratado de 1965, que permitió la reanudación de las relaciones diplomáticas bilaterales, y el asunto de las indemnizaciones.

Pero la justicia surcoreana ha considerado varias veces que este controvertido tratado no incluía temas relativos al trabajo forzado en las fábricas japonesas.

El adjunto al secretario general del gobierno nipón, Yasutoshi Nishimura, afirmó este lunes que la decisión de Tokio es "conforme a las normas internacionales de la Organización mundial del comercio (OMC) sobre las exportaciones".

En cambio, un alto responsable surcoreano de Comercio, Park Tae-sung, afirmó a la prensa que "las restricciones japonesas constituyen una violación de los principios de los acuerdos de la OMC, y consideramos lamentable que Japón haya tomado semejantes medidas".

"Estos enfrentamientos serán perjudiciales tanto para Tokio como para Seúl, y los dos países al final se verán penalizados económicamente", comentó Yun Duk-min, un exdirector de la Academia nacional coreana de diplomacia, un organismo público.

"Por el momento el impacto previsto es una ralentización a los procesos de exportación que afectará a los fabricantes (de aparatos electrónicos) surcoreanos y a sus suministradores japoneses" declaró a la AFP Kazuyoshi Saito, analista especializado en chips electrónicos en IwaiCosmo Securities.

Una fuente surcoreana de la industria considera por su lado que las firmas locales disponen probablemente de reservas para algunos meses, "tras lo cual la producción podría padecer penuria".

"Las empresas de Corea del Sur son muy dependientes de las sociedades japonesas para este tipo de material. Hallar a otros suministradores para diversificar los riesgos no es una tarea fácil" indica esta fuente.

Las acciones de los productores japoneses afectados cayeron el lunes, mientras que las de los gigantes surcoreanos Samsung y LG Electronics, fabricantes de pantallas llamadas OLED y de chips --que también pueden sufrir los efectos de estas medidas-- cayeron respectivamente 0.85% y 3.28%.