El gobierno de Cuba, con problemas de efectivo ante un embargo comercial estadounidense de décadas de antigüedad y una ineficiente economía de planificación centralizada, ha reconocido los problemas de vivienda del país como uno de sus principales temas sociales. (Foto: Pixabay)
El gobierno de Cuba, con problemas de efectivo ante un embargo comercial estadounidense de décadas de antigüedad y una ineficiente economía de planificación centralizada, ha reconocido los problemas de vivienda del país como uno de sus principales temas sociales. (Foto: Pixabay)

Vigas de madera sostienen el techo del apartamento de Filiberto Suárez, un jubilado cubano de La Habana, mientras el edificio donde reside, como muchos otros en la nación caribeña, se va derrumbando debido al castigador clima tropical y los años de abandono.

El techo de la centenaria casa de tres pisos se derrumbó hace años, lo que obligó a mudarse a las familias que vivían en el piso superior, en tanto visibles arbustos brotan de las grietas de sus paredes exteriores como si la naturaleza lo estuviera reclamando.

Cuando llueve, el agua corre por el techo del segundo piso, un apartamento de dos habitaciones donde vive Suárez, de 75 años. Pero él aún prefiere esta precaria vivienda a un refugio estatal (albergue) o la habitación del ático que dice que las autoridades le ofrecieron como alternativa.

“No le tenía miedo, pero ya prácticamente le tengo miedo porque se está derrumbando poco a poco”, dijo Suárez, quien solía trabajar como decorador y ahora lucha por vivir de su pensión mensual de poco más de US$ 10.

El gobierno de Cuba, con problemas de efectivo ante un embargo comercial estadounidense de décadas de antigüedad y una ineficiente economía de planificación centralizada, ha reconocido los problemas de vivienda del país como uno de sus principales temas sociales.

En el 2018, el Gobierno lanzó un plan por una década denominado “La revolución es construir” con el objetivo de solucionar el déficit de alrededor de 929,696 viviendas en la nación de 11 millones de habitantes, a través de la reparación de 402,120 y la construcción de 527,575.

Críticos del Gobierno sostienen que es muy poco y demasiado tarde y este año buscaron resaltar los peligros que representa el derrumbe de edificios con una campaña en redes sociales, tras la muerte de tres niñas aplastadas por un balcón que se derrumbó en enero en La Habana, hecho que provocó consternación.

Autoridades cubanas no respondieron a una solicitud de comentarios para hablar sobre el tema de la vivienda.

Después de la revolución de 1959 de Fidel Castro, el Estado confiscó muchos de los grandes edificios históricos de Cuba y los distribuyó entre familias pobres y de clase media, que durante años y con frecuencia los han dividido en unidades más pequeñas.

Sin embargo, el mantenimiento de los edificios -ante el aire marino salado, alta humedad y los huracanes- quedó en el camino cuando el Gobierno dio prioridad a la atención médica y la educación gratuita universal, la infraestructura en el campo y la frágil industria, según analistas locales.

Con alrededor de US$ 40 como salario estatal promedio mensual y crédito difícil de conseguir, los cubanos sostienen que no tienen dinero para arreglar los edificios ellos mismos o para comprar o rentar otra casa.

Alrededor de 45,000 de los cubanos que necesitan un hogar se encuentran alojados en albergues estatales, según cifras oficiales.

Y muchos, como Suárez, temen renunciar a sus hogares por trasladarse a albergues que, según dicen, ofrecen poca privacidad o comodidad, y donde pueden terminar atrapados durante décadas.

El jefe de una brigada estatal de construcción en La Habana, Dasmir Díaz Castillo, dijo que su cuadrilla de obreros está construyendo cuatro apartamentos para empleados del monopolio azucarero Azcuba que han estado en albergues durante más de 15 años.

“Hemos pasado los últimos dos años construyendo estas cuatro viviendas que serán para albergados en los refugios”, dijo mientras detenía las labores y observaba a trabajadores mezclando cemento para rellenar las cubetas y subirlas al techo.