Si bien las cosas se ven mejor en China, el sistema italiano está empezando a sentir la presión.  (Foto: Bloomberg)
Si bien las cosas se ven mejor en China, el sistema italiano está empezando a sentir la presión. (Foto: Bloomberg)

Por Faye Flam

Este mes, a medida que el coronavirus se propaga por EE.UU., muchos científicos y profesionales de la medicina decidieron hacer lo contrario: quedarse en casa.

American Physical Society canceló su asamblea de marzo, American Chemical Society desechó su conferencia de primavera, y muchas otras reuniones importantes sobre el cuidado de la salud fueron anuladas. Hasta el viernes pasado, no tenía noticias de la única reunión para la que me había inscrito hace mucho tiempo, una conferencia de bioética programada para esta semana en Boston.

Entonces, mientras esperaba, me comuniqué con algunos de los bioéticos que asistirían y les pregunté qué pensaban: ¿es ético llevar a cabo una conferencia durante una pandemia?

En Boston había una preocupación particular, tras la propagación de varios casos en una conferencia de Biogen a finales de febrero. Todos los éticos estuvieron de acuerdo: cancelar las reuniones grandes es lo correcto. Para la tarde, había recibido una notificación de que la reunión había sido pospuesta para junio de 2021.

En lo que al Covid-19 —la enfermedad causada por el nuevo coronavirus— respecta, casi todos podríamos vivir con algo menos de miedo y algo más de culpa. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la mayoría de las personas infectadas con coronavirus sobrevivirá. Sin embargo, como le diría cualquier bioético, si usted no está en alto riesgo de morir por la enfermedad, está en alto riesgo de propagarla y ocasionar la muerte de otros. Eso puede ser cierto incluso si goza de perfecta salud.

Para empezar, el coronavirus es mucho más mortal para algunas personas que para otras. Datos provenientes de China sugieren que el peligro es mayor para las personas con enfermedades pulmonares y coronarias, diabetes, hepatitis B y cáncer.

Además, a más edad, mayor el riesgo. En China, la tasa de mortalidad entre personas de más de 80 años era de por lo menos 14.8%, más de seis veces superior a la de la población en general. Otros cálculos están cerca de 20%, lo que sugiere que de cada cinco ancianos infectados con Covid-19, uno morirá. Las personas más jóvenes, con una mayor probabilidad de sobrevivir, tienen la responsabilidad de impedir que el virus llegue a sus mayores.

Es más, una medida de posibilidad de contagio a la que los epidemiólogos se refieren como Ro —el promedio de personas a la que cada persona infectada contagia el virus— no es una constante de la naturaleza, determinada exclusivamente por las propiedades del virus. También depende del comportamiento humano. "Entre una población de ermitaños, el Ro sería cero", me dijo el científico de la Universidad de Yale Nicholas Christakis.

En China, dice, las drásticas intervenciones del estado han ayudado a que el Ro caiga a menos de uno, y el número de infecciones se ha nivelado. En el resto del mundo también se puede desacelerar la propagación del virus, pero se necesita confiar en esfuerzos más voluntarios y menos obligatorios. Esfuerzos como, por ejemplo, cancelar grandes reuniones.

También es importante desacelerar la propagación del virus para que los sistemas de salud no se saturen. La cantidad de personas que mueran dependerá de si todos los que necesitan cuidados hospitalarios pueden acceder a ellos.

Si bien las cosas se ven mejor en China, el sistema italiano está empezando a sentir la presión. De acuerdo con una nota del 10 de marzo de Bloomberg News, algunas regiones están dedicando 80% de las camas de cuidado agudo a los cada vez más pacientes de Covid-19. Un médico agotado en Italia presuntamente declaró que “cada ventilador vale oro”.

Los resultados científicos que han aparecido esta semana sugieren que los individuos pueden ayudar a impedir que esa situación se presente en otros lugares. Investigadores en Alemania han publicado evidencia de que las personas estás propagando el virus antes de presentar síntomas.

Además, investigadores de la Universidad Johns Hopkins publicaron datos que sugieren que el periodo de incubación silenciosa dura en promedio cinco días, y mucho más para algunas personas. Aproximadamente una de cada 50 personas con Covid-19 no presentará síntomas por más de 11 días. Eso significa que lavarse las manos no lo protege solamente a usted, sino que puede proteger a otros de usted, incluso si se siente bien.

Por otra parte, vale la pena señalar que la transmisión puede variar considerablemente de persona a persona. Esto fue sorprendente durante la epidemia de SARS del 2003, la cual también fue ocasionada por un nuevo coronavirus. Como se describe en el libro “Spillover: Animal Infections and the Next Human Pandemic” (Efecto colateral: infecciones animales y la próxima pandemia humana) de David Quammen, un médico expuesto durante un brote inicial en un hospital en China se enfermó, pero luego se sintió mejor y decidió asistir a una boda en Hong Kong.

La infección de esa persona se propagó a varios cientos de personas en Toronto, 36 de las cuales murieron. Las pequeñas decisiones pueden tener grandes consecuencias.

La tragedia en EE.UU. es que la mayoría de las personas quieren hacer lo correcto, pero no saben cómo. Las noticias están llenas de historias de terror: una persona con síntomas y una posible exposición visita varias salas de emergencia solamente para que le hagan una prueba, y otros están en cuarentena pero no reciben instrucciones coherentes sobre cómo interactuar con el resto de su hogar.

Un meme popular en Facebook mezcla el buen consejo de lavarse las manos con el mal consejo de acaparar tapabocas (sobra decir que no hay que acaparar tapabocas).

Cómo escribió el ético de la medicina Art Caplan esta semana, el gobierno no ha dado información clara a un público preocupado. Las personas en cuarentena, especialmente, carecen de instrucciones sobre asuntos básicos como si pueden sacar la basura o a sus perros. "¿Y los compañeros de apartamento, con los que hay que compartir habitación y baño?", escribe. "¿Mi pareja puede acompañarme a la tienda, puedo dejar entrar trabajadores, aceptar domicilios? Pocos parecen saber qué hacer si se les aconseja o se les ordena quedarse en casa".

Varios de los bioéticos que iban a presentarse en Boston me convencieron de que los consejos deberían enfocarse menos en cómo protegernos a nosotros mismos y más en cómo proteger a los demás. Hubo una sensación general de alivio cuando la reunión de Boston se canceló. Afortunadamente, la comunidad de bioéticos no está sola: en los últimos días, Harvard y otras universidades se han movido a las clases en línea, e importantes eventos como el festival South by Southwest se han cancelado.

Entonces, si tiene un evento en camino, he aquí un consejo amigable: si es el organizador, considere posponerlo; y si es un asistente, considere quedarse en casa.

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