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Los legisladores de Estados Unidos corren el jueves contra reloj para evitar una nueva crisis fiscal con la aprobación de un acuerdo presupuestario bipartidista que asegura fondos federales por dos años, pero que no cuenta con apoyo unánime.

La medida, objeto de intensas negociaciones, debe adoptarse en el Senado y la Cámara de Representantes antes de la medianoche (05H00 GMT del viernes), cuando vence el financiamiento temporal vigente.

Los líderes de la mayoría republicana y de la oposición demócrata contaban con tener los 60 en 100 votos necesarios en el Senado. Pero en la tarde, el senador conservador Rand Paul presentó objeciones por el significativo aumento del tope de la deuda.

De no aprobarse una medida sobre el gasto federal, se producirá el "cierre" del gobierno, que ya no tendrá crédito y deberá licenciar a cientos de miles de funcionarios, como ya pasó durante tres días en enero.

El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, y su contraparte demócrata, Chuck Schumer, alcanzaron el miércoles un acuerdo que eleva los topes presupuestarios para el 2018 y 2019.

El compromiso pone fin a la financiación a corto plazo que se ha vuelto la norma y que ha impedido que el gobierno planifique el gasto y las inversiones de largo aliento.

El acuerdo permite al presidente Donald Trump cumplir una de sus promesas de campaña: la expansión del presupuesto militar. Este compromiso es "muy importante" para los militares. "¡Los republicanos y los demócratas deben apoyar a nuestras tropas y apoyar este proyecto de ley!", tuiteó.

La oposición demócrata logró por su parte un aumento comparable en rubros no militares, como la lucha contra la adicción a los opiáceos, el seguro de salud para niños pobres, las inversiones en infraestructura, y 90.000 millones de dólares para los estados devastados por desastres naturales el año pasado.

En total, el alza del presupuesto podría ser de US$ 300,000 millones, según fuentes del Senado.

"Compromiso real" para el DACA 
"Este presupuesto hace ambas cosas: financia nuestras fuerzas armadas y la clase media (que) durante décadas sufrió de la innecesaria austeridad que el Congreso se impuso", dijo Schumer a los senadores.

Pero antes de transcribir el acuerdo en un proyecto de ley, la prioridad urgente es impedir otro "shutdown" (cierre) de la administración federal. El último duró del 20 al 23 de enero y empañó el primer aniversario de la toma de posesión de Trump.

El Congreso, controlado por los republicanos, pretende votar una medida que prevé seis semanas de asignaciones adicionales, hasta el 23 de marzo, para dar tiempo a los legisladores a preparar el texto detallado del presupuesto.

Pero la propuesta del nuevo presupuesto genera controversia.

Los republicanos creen que la iniciativa aumentará significativamente la deuda pública, cuando la reforma impositiva aprobada en diciembre ha generado una masiva caída de impuestos.

"Aún no lo he decidido", dijo a CNN el representante Ted Yoho, miembro de la derecha radical. "¿Nos estamos ocupando de lo inmediato, o estamos mirando a largo plazo?", se preguntó.

La oposición demócrata se queja en tanto porque el acuerdo no contempla la regularización de unos 690.000 "dreamers" (soñadores), como se conoce a los jóvenes llegados ilegalmente al país de niños, que a partir de marzo podrían ser deportados luego que Trump revocara el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) -creado por su antecesor Barack Obama- que los protegía.

El mandatario le dio al Congreso hasta el 5 de marzo para legislar. El tema, que se ha convertido en la piedra en el zapato del debate presupuestario, forzó el "shutdown" de enero.

La jefa de la bancada demócrata en la Cámara baja, Nancy Pelosi, advirtió que votaría en contra del acuerdo bipartidista si el tema de la inmigración no se incluía en la agenda.

Pelosi realizó el miércoles una intervención récord de ocho horas y siete minutos de pie en el hemiciclo, leyendo testimonios de "dreamers".

"Sé que hay un compromiso real para resolver el desafío DACA en ambos partidos políticos. Es un compromiso que comparto", dijo el presidente de la Cámara baja, el republicano Paul Ryan. "Presentaremos una solución que el presidente firmará", agregó.