Foto: EFE
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Ángel Gurría, Secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE

Antes de la pandemia, los resultados económicos de Polonia eran excelentes: los niveles de vida se acercaban rápidamente al de los países más desarrollados de la OCDE, y las tasas de desempleo y pobreza se encontraban en niveles históricamente bajos, muy por debajo del promedio de la OCDE. Sin embargo, como en todas partes, la crisis ocasionada por la COVID-19 ha interrumpido drásticamente la senda de desarrollo del país. Hasta ahora, Polonia ha enfrentado bien en limitar las pérdidas económicas y esperamos que el PBI disminuya un 3,5% en este año, seguido de un aumento del 2.9% en el 2021 y 3.8% en el 2022.

Gracias al apoyo fiscal y monetario del gobierno polaco, la desaceleración económica relacionada con la pandemia del coronavirus fue menor que en la mayoría de los países de la OCDE.

El apoyo fiscal directo, como los fondos de emergencia para la atención de la salud y las ayudas a hogares y empresas, será alrededor del 5,2% del PBI en el 2020. Teniendo en cuenta también el denominado “escudo financiero”, incluidas en particular las garantías de préstamos, el gobierno polaco asignó alrededor del 10% del PBI para apoyo fiscal directo o indirecto. El banco central bajó la tasa de interés al 0,1% e introdujo una relajación cuantitativa sin precedentes. Si la situación económica se deteriora, las autoridades deberían continuar flexibilizando la política fiscal y monetaria.

Si bien tenemos la esperanza y confiamos que Polonia se recupere de la crisis de la pandemia del coronavirus con menos cicatrices que muchos otros países, el análisis de la OCDE identifica una serie de desafíos importantes para las políticas públicas. Me gustaría destacar cinco prioridades.

En primer lugar, la política gubernamental debe apoyar la demanda hasta que la mayoría de la población esté vacunada, lo que permitirá cierta normalización de las condiciones económicas. Esto debe hacerse de manera que ayude a los más desfavorecidos, incluidos los trabajadores poco calificados, trabajadores temporales y los microempresarios. Ya antes de la crisis, estos empleados constituían una parte relativamente grande de la fuerza laboral en Polonia y la participación de ellos en capacitaciones para mejorar sus competencias fue pequeña.

En segundo lugar, es necesario abordar las deficiencias fundamentales del sistema de salud. En el año 2019, el gasto para el sector salud fue tan solo del 6,2% del PBI, que es un tercio por debajo del promedio de la OCDE. La esperanza de vida al nacer (77.7 años en el 2018) se mantiene en casi tres años por debajo del promedio de la OCDE. La prioridad inmediata sigue siendo, por supuesto, luchar contra la pandemia, especialmente mediante la introducción de una vacuna, pero también será necesario fortalecer la atención primaria y la prevención.

En tercer lugar, el gobierno polaco debería aprovechar la oportunidad que ofrece la crisis para acelerar las inversiones ecológicas y cambiar a una economía más ecológica y respetuosa con el medio ambiente. La contaminación del aire por partículas finas en Polonia es alta y la intensidad de las emisiones de CO2 en la economía sigue siendo un 30 % más alta que el promedio de la OCDE, con una dependencia excesiva del carbón en la combinación energética. Una prioridad debería ser adoptar una estrategia medioambiental clara junto con mejores señales de precios, en particular mediante la introducción de impuestos a los automóviles y emisiones de carbono. Estas medidas deberían incluir apoyo a los hogares de bajos ingresos para prevenir efectos distributivos negativos.

En cuarto lugar, el crecimiento económico debe ir de la mano de un sistema más inclusivo para aumentar la empleabilidad de los trabajadores mayores y las mujeres. La población en edad de trabajar está disminuyendo, faltan habilidades. La edad de jubilación efectiva es baja: para las mujeres, fue de 60,6 años en 2018, tres años por debajo del promedio de la OCDE. Bajo las reglas actuales del sistema de pensiones, las tasas de reemplazo de las pensiones caerán significativamente en las próximas décadas. Esto puede aumentar la pobreza entre las personas mayores, especialmente las mujeres. Para garantizar mejores pensiones, la edad de jubilación de hombres y mujeres debería ajustarse y aumentarse gradualmente en función del aumento de la esperanza de vida. Para mejorar los resultados educativos de los niños y la integración de las mujeres en el mercado laboral, también es esencial ampliar aún más el cuidado infantil y la prestación de cuidados a largo plazo a los hogares de bajos ingresos y en las zonas desfavorecidas. El apoyo a las pequeñas y medianas empresas es fundamental para aumentar la productividad y reducir las disparidades regionales.

Finalmente en quinto lugar, el gobierno debería continuar reduciendo las cargas administrativas; seguir desarrollando políticas de agrupación para ayudar a las empresas más pequeñas a compartir las mejores prácticas de gestión y actividades de exportación; impulsar la inversión en competencias, en particular mediante programas de formación en gestión.

La alta dinámica económica ha permitido a Polonia sobrevivir relativamente bien a la crisis del COVID-19 hasta ahora. Sin embargo, la pandemia ha agravado algunos problemas y desafíos preexistentes y ha creado otros nuevos. Estamos convencidos de que se superarán, como en el pasado. La OCDE está dispuesta a cooperar en el diseño, desarrollo e implementación de políticas para una vida mejor en Polonia.



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