China
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El presidente de China, Xi Jinping, tuvo un 2017 mejor de lo esperado. Mientras los tuits de Donald Trump acaparaban los titulares del mundo, Xi fortaleció discretamente su poder en China y en el exterior.

El año que viene pondrá a prueba esos logros. Estos son cinco desafíos fundamentales que él enfrentará en 2018.

1) Mantener contenta a la clase media
La economía china mostró capacidad de resistencia en 2017 y el crecimiento está por registrar su primera aceleración anual desde 2010. Sin embargo, los economistas proyectan una desaceleración para el año que viene, y la subida de las tasas de interés en Estados Unidos complicará la campaña de desapalancamiento de China.

El mayor desafío de Xi para el año que viene es “mantener la popularidad ante posibles problemas económicos”, dijo Susan Shirk, presidenta del 21st Century China Center de la Universidad de California en San Diego. “Estoy esperando a ver qué podría provocar la oposición de la clase media”.

2) Mantener la paz
China condujo una política exterior mucho más proactiva en 2017. Buscó mediar en disputas entre Afganistán y Pakistán, Myanmar y Bangladesh y hasta Israel y Palestina. Impulsada ante todo por sus intereses económicos en expansión por el mundo, su relativa falta de experiencia en la resolución de conflictos le da la oportunidad de probar algunas tácticas nuevas.

3) Seguir explotando la preocupación de Asia por Trump
La concentración de Trump en reducir los déficits comerciales en Asia con amigos y enemigos le dio a China la oportunidad de mejorar lazos tensos en toda la región. En 2017, China mejoró sus relaciones con Myanmar, Singapur, Vietnam y Filipinas, cuatro países con los que había discutido recientemente.

Con todo, el país se expone a exagerar. Cualquier coerción económica para alcanzar sus objetivos geopolíticos amenaza con tirar por la borda la buena voluntad reciente. Según se informa, China volvió a bloquear los viajes en grupo a Corea del Sur debido a una disputa por un escudo de misiles de EE.UU. En 2018, China se verá tentada a usar su poderío económico en el sudeste asiático para diluir un código de conducta en el Mar de la China Meridional.

4) Mantener la calma
La estrategia china de la “compostura estratégica” para lidiar con los tuits de Trump pareció rendir frutos. No se cumplieron las proyecciones funestas de una guerra comercial y Xi y Trump intercambiaron palabras cálidas en reuniones en Florida, Hamburgo y Pekín. Este mes, China reaccionó con mesura cuando Trump la tildó de potencia “revisionista” que desafía la influencia de EE.UU. en el mundo.

El año que viene podría resultar más arriesgado, en tanto se agrava la amenaza de Corea del Norte y crecerá el déficit comercial de EE.UU. con China. Un posible punto de conflicto es una investigación estadounidense sobre las supuestas violaciones chinas de la propiedad intelectual que podría usarse para justificar medidas punitivas, entre ellas subidas de aranceles.

5) Seguir pareciendo reformista
Durante buena parte de sus primeros cinco años en el cargo, se debatió si Xi era un reformista de mercado o un nacionalista económico. Ya sin rivales en el poder, Xi le demostrará al mundo qué tan lejos irá para abrir la segunda economía más grande del mundo.

“Quizás veamos reformas para que la economía estatal sea más eficiente, pero no necesariamente más liberal”, dijo Trey McArver, cofundador de la empresa de investigación Trivium China.

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