El propósito principal de las células T es identificar y matar patógenos invasores o células infectadas. (Foto: REUTERS).
El propósito principal de las células T es identificar y matar patógenos invasores o células infectadas. (Foto: REUTERS).

El surgimiento de variantes del ha provocado preocupación sobre su impacto en la eficacia de las vacunas y las posibles reinfecciones de quienes ya habían tenido el virus.

Pero un nuevo estudio difundido el martes mostró que un actor clave en la respuesta inmune, llamado “célula T asesina”, no se vio mayormente afectado.

El hallazgo es alentador porque, aunque estos glóbulos blancos no son una defensa de primera línea contra las infecciones, pueden ayudar a prevenir enfermedades graves.

Los científicos de los Institutos Nacionales de Salud y de la Universidad Johns Hopkins analizaron muestras de sangre de 30 personas que ya habían contraído el virus y se habían recuperado antes de la aparición de variantes.

Los hallazgos fueron publicados en Open Forum Infectious Diseases, una revista de la Universidad de Oxford.

Los investigadores se cuestionaron si estas células, conocidas por su nombre técnico “células T CD8 +”, aún podían reconocer tres variantes de SARS-CoV-2: B.1.1.7, encontrada por primera vez en Reino Unido; B.1.351, identificada en Sudáfrica, y B.1.1.248, detectada por primera vez en Brasil.

Lo que hace que cada una de estas variantes sea única son las mutaciones que llevan, especialmente en una región de la proteína espícula, estructuras que tachonan su superficie y le permiten invadir las células.

Ya se ha demostrado que las mutaciones en esta región hacen que algunas variantes sean menos reconocibles para los anticuerpos neutralizantes.

Esto parece ser particularmente cierto, por ejemplo, de la B.1.351, según una investigación sobre el impacto de las vacunas antiCOVID actuales.

Los anticuerpos neutralizantes se fabrican a medida para adaptarse a un antígeno o una estructura específica de un patógeno.

En el caso del coronavirus, esta es la proteína espícula, a la que se unen los anticuerpos, evitando que el virus infecte las células.

Las células T asesinas, por otro lado, buscan signos reveladores de células que ya han sido infectadas con patógenos que han encontrado previamente y luego matan a esas células.

En el nuevo estudio, los investigadores encontraron que las respuestas de las células T asesinas permanecían en gran parte intactas y podían reconocer prácticamente todas las mutaciones en las variantes estudiadas.

Los investigadores señalaron que se necesitan estudios más grandes para confirmar los resultados, pero dijeron que, sin embargo, demostraron que las células T asesinas son menos susceptibles a las mutaciones en el coronavirus que los anticuerpos neutralizantes.

Los anticuerpos siguen siendo importantes para prevenir la infección, y la eficacia reducida de las vacunas contra las variantes parece ser una prueba de esto.

Pero una respuesta de células T asesinas que se activa más tarde y ayuda a eliminar la enfermedad, contribuye a explicar por qué las vacunas parecen ser capaces de prevenir enfermedades graves y hospitalizaciones, aunque su eficacia para detener la infección por variantes se reduce.