Caracas
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Todavía se puede encontrar un lugar para disfrutar de un buen filete en Las Mercedes, el distrito de que una vez fue famoso por sus discotecas y bares de cerveza en baldes. Sin embargo, la mayor parte son tiendas cerradas y bloques de apartamentos cubiertos de graffitis y acompañados de luminaria pública rota. Y lo más extraño: andamios.

Son construcciones completamente nuevas, no menos. Esto parece algo descabellado en la capital de la causa perdida económica del mundo. Pero ahí está en calle París. Y en Jalisco. Y en bloque tras bloque. Resulta que Las Mercedes es donde algunos de los ciudadanos más ricos de Venezuela, que tienen prohibido sacar dinero del país, lo están colocando.

El magnate Oswaldo Cisneros y el hotelero Salomón Muci se encuentran entre los que están invirtiendo en edificios de uso mixto en el distrito, con nombres como Luxor y Torre 302 que contarán con "tiendas locales exclusivas" y acabados de mármol, como lo anuncia el material promocional.

Algunos otros vecindarios también están siendo testigos de pequeños auges en la construcción, pero Las Mercedes puede ser el más activo, de acuerdo con el municipio, con un asombroso total de 73 proyectos en marcha.

La pregunta obvia es, ¿quién en esta Caracas en ruinas alquilará los sofisticados espacios comerciales y de oficina y comprará los lujosos condominios? La respuesta podría ser, al menos a corto plazo, ¿a quién le importa?

"Con los controles de efectivo y de divisas vigentes, los inversionistas sabiamente están decidiendo invertir en ladrillo", dijo Alfred Scheer, titular del desarrollador inmobiliario Vantage Latin America. Algún día incluso podría dar sus frutos. "Confiamos en que tarde o temprano llegará un cambio político y queremos estar preparados".

Las elecciones del 20 de mayo, boicoteadas por la oposición y denunciadas como injustas por Estados Unidos, la Unión Europea y otros, mantuvieron el precario status quo. Nicolás Maduro continuó en la presidencia de un país abrumado por el crimen desenfrenado, la paralizante escasez de productos básicos, el hambre generalizada y una inflación que supera el 20,000%.

Las cuentas bancarias pagan un interés ridículo o nada en absoluto. Para los pocos que tienen bolívares para ahorrar, no hay muchas opciones más que ver cómo se evapora su valor. Los controles de divisas establecidos por primera vez en el 2003 por el régimen del fallecido Hugo Chávez son bastante estrictos. Y el mercado negro no es tan grande, entonces es complicado sacar dinero.

Muchos venezolanos adinerados, por supuesto, habían protegido una buena parte de su riqueza trasladándola al exterior antes de que el gobierno tomara las medidas más drásticas. Pero todavía tienen negocios en el país: Cisneros, por ejemplo, controla el operador inalámbrico Digitel SA y Muci es director y dueño de acciones en el Intercontinental Tamanaco Caracas -- y continúan acumulando efectivo con el que tienen que lidiar.

Así que los equipos de construcción están trabajando en Las Mercedes y en Chacao y en Valle Arriba en Baruta, donde la mayoría de las embajadas tienen sus oficinas diplomáticas y residencias. La Torre Provincial de 40 pisos en la Avenida Francisco de Miranda se está ampliando para agregar otro edificio. Residencias Casa 27 en Campo Alegre es considerado un complejo palaciego que tendrá extraordinarias vistas de los campos de golf del Caracas Country Club y del Ávila.

En una colina que domina la ciudad, ya se encuentran a la venta docenas de unidades en el proyecto sin terminar Residencias Panorama Mirador de Los Campitos. El precio de una unidad de cuatro habitaciones y cuatro baños es de 1,1 billones de bolívares. Eso es 411 veces lo que gana en un mes un venezolano común, si es que tiene trabajo.

Todos estos edificios de lujo tienen algunos caraqueños perplejos. "Para mí, esto no tiene sentido", dijo Freddy Calderón, quien trabaja en un estacionamiento de Las Mercedes. "Con la economía en su peor etapa, y con todos los problemas a los que nos enfrentamos los venezolanos, no tiene sentido".

Para los propulsores de Caracas, sin embargo, es emocionante, una señal de que, como lo expresó Aquiles Martini Pietri, el país no va a "hundirse en un agujero profundo". Martini es funcionario de la cámara de comercio Fedecamaras y ve un giro positivo.

"Hay personas que tienen suficiente flujo de efectivo que les permite continuar invirtiendo. Hay personas que todavía creen y están apostando por Venezuela".