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El , la pobreza extrema y todos los otros grandes problemas del mundo serán costosos de resolver.

Naciones Unidas estima que sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible —una lista de iniciativas que van desde cero hambre hasta energía limpia— requerirá compromisos anuales de capital privado de entre US$ 5 billones a US$ 7 billones a nivel mundial durante la próxima década.

Esta abrumadora tarea ha inspirado a un número creciente de inversionistas a poner su dinero a trabajar. La inversión de impacto, que apunta a superar los desafíos ambientales y sociales al mismo tiempo que se obtiene rendimientos financieros, es una de las clases de activos de más rápido crecimiento de Wall Street.

Desde que se acuñó el término "inversión de impacto" en el 2007, se han invertido US$ 502,000 millones a nivel mundial en activos que se considera están haciendo una diferencia, de acuerdo con un intento de medirlos realizado este abril por la Red de Inversión de Impacto Global, el primero de su tipo.

El estilo de inversión ha cosechado un culto entre la élite adinerada, que lo ve como una alternativa a la filantropía y las iniciativas gubernamentales. El capitalismo, dicen, puede resolver algunos de estos problemas más rápido aprovechando el poder de los mercados.

A pesar de las buenas intenciones de estos inversionistas, sus esfuerzos aún no han hecho mella en ningún problema importante.

Las fundaciones, las familias, los fondos de pensiones y los administradores de activos, en su mayoría estadounidenses, se han centrado en inversiones que abordan el cambio climático o mejoran el acceso a vivienda asequible, atención médica y educación. El reto es amplificar esos esfuerzos. El planeta, con impaciencia, aguarda los resultados.

“Se han celebrado 10 años de conferencias entre personas que debaten qué es la ’inversión de impacto’. Mientras tanto, nos dirigimos a un precipicio con el carbono. Esta es una emergencia en toda regla", asegura Trevor Neilson, cofundador y director ejecutivo de I(x)Investments, una compañía con sede en Nueva York y Los Ángeles que afirma tener la misión de ampliar la idea de "ganancias con propósito".

Neilson, quien ha trabajado para Bill Clinton, la Fundación Gates y, más recientemente, G2 Investment Group de J. Todd Morley, se unió en el 2015 con su amigo Howard Warren Buffett —el nieto de Warren Buffett— para construir lo que llaman “el Berkshire Hathaway de la inversión de impacto”. En lugar de recaudar fondos de inversión tradicionales, su idea es crear una estructura de “capital permanente” en la que los inversionistas comprometan capital indefinidamente.

Luego, I(x) utilizará ese capital para proporcionar financiamiento semilla a empresas con impacto y ayudarlas a crecer. La compañía asegura que ha reclutado a más de 40 familias e individuos adinerados para la causa, incluidos algunos de los Gettys y Wallenbergs de Suecia, así como también el cofundador de Airbnb Inc. Joe Gebbia.

"Queremos convertirnos en un conglomerado para el bien y eventualmente hacer una OPI, para que un maestro retirado de Milwaukee pueda ponerlo en su cartera", asegura Neilson.

Buffett, quien enseña sobre inversiones de impacto social en la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Columbia, desarrolló una métrica de "tasa de impacto" que la compañía utiliza para medir cómo sus inversiones están logrando resultados.

Al igual que los inversionistas de valor buscan el rendimiento de cada dólar invertido, este método calcula una unidad de rendimiento social o ambiental para la inversión original que es intercambiable y comparable, ya sea que se centre en la igualdad de género o la energía limpia.

Aun así, casi cuatro años después de su inicio, su propia compañía sigue siendo pequeña. Cuando I(x) cerró recientemente su ronda de la Serie A, se valoró en casi US$ 72 millones.

La empresa afirma estar respaldada hasta el momento por la canadiense Carbon Engineering Ltd, una compañía de captura de carbono que dice que su tecnología puede convertir el dióxido de carbono atmosférico y el hidrógeno dividido del agua en gasolina; una compañía de energía limpia cofundada por Neilson llamada WasteFuel, que dice haber desarrollado un sistema para convertir la basura de la ciudad en combustible para aviones; y Rising Realty Partners, una compañía de bienes raíces comerciales con sede en Los Ángeles con la que Neilson también trabajó en G2 Investment.

La inversión de impacto es parte de una tendencia más amplia hacia la inversión socialmente responsable, la cual alcanzó los US$ 30.7 billones en activos este año, según Global Sustainable Investment Alliance.

En general, la inversión socialmente responsable puede implicar excluir a las compañías de alcohol o combustibles fósiles de las carteras, por ejemplo, o incorporar investigación sobre riesgos ambientales, sociales y de gobierno en las decisiones de inversión.

La inversión de impacto, situada en el extremo más intenso del espectro de inversión responsable, tiene como objetivo ofrecer a los inversionistas la sensación de que pueden propagar sus valores de manera directa y tangible. Puede sonar demasiado bueno para ser verdad. De hecho, para lograr un impacto significativo se requerirá más poder financiero que el que puedan reunir los multimillonarios más preocupados del mundo.

La Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial pronosticó en abril que el tamaño de las estrategias dedicadas al impacto, incluidos los bonos verdes, podría subir a US$ 21 billones en mercados públicos y US$ 5 billones en mercados privados si 10% de los activos de instituciones y hogares en todo el mundo se dedicara a ellos.

La inversión de impacto ha sido casi exclusivamente el dominio de las estrategias de capital de pequeño riesgo. Eso deja muchas “brechas en el espectro de capital disponible”, asegura Tim Freundlich, director ejecutivo de ImpactAssets Inc., una compañía de servicios financieros sin fines de lucro que canaliza inversiones filantrópicas en estrategias de impacto.

El respaldo de la inversión de riesgo puede arrancar una empresa de impacto, pero una vez que crece más allá de US$ 100 millones a US$ 200 millones en ingresos anuales, no hay tantos inversionistas disponibles para llevarla al siguiente nivel.

Esto ha llevado a que varios conglomerados las adquieran, como el caso de la compra por parte de Unilever del fabricante de productos de consumo sostenibles Seventh Generation Inc. Solo unas pocas compañías que han comenzado como inversiones de impacto, incluida la fabricante de automóviles eléctricos Tesla Inc. y, más recientemente, la compañía de hamburguesas veganas Beyond Meat Inc., han llegado a los mercados públicos por su cuenta.

En vista de las oportunidades, el capital privado ha saltado al mercado en los últimos años.

Empresas como TPG, KKR, Partners Group, Bain Capital y Blackstone Group han recaudado colectivamente más de US$ 6,000 millones para estrategias de impacto, dirigidas al capital del siguiente nivel que podría ayudar a las compañías de impacto a crecer.

A pesar de que queda por verse si pueden llevar a las compañías de impacto pequeñas por encima de los US$ 100 millones, Freundlich dice que la entrada de capital privado orientado a este propósito es bienvenida. Para los empresarios "en el espacio del impacto, es particularmente crítico no tomar dinero que los descarrile", asegura. "Quieres encontrar dinero adecuadamente alineado con la misión".

El factor de sentirse bien es un elemento importante, pero el mayor punto de venta para cualquier inversión siempre será el potencial de ganancia. Las inversiones de impacto siguen luchando contra una reputación de lograr rendimientos más bajos, pero los inversionistas aseguran que tienen un mejor desempeño del esperado.

McKinsey & Co., tras estudiar 48 acuerdos de impacto desde el 2010 hasta el 2015, encontró que la tasa interna de rendimiento mediana fue de 10%. Para el tercio superior, la rentabilidad media fue de 34%. A nivel mundial, la tasa de rendimiento interno neto para fondos de capital de riesgo del 2010 al 2015 fue de 15.9% a fines de setiembre del 2018, según los datos más recientes de Preqin.

El objetivo de los inversionistas de impacto es encontrar compañías "donde las ganancias y el impacto estén tan interrelacionados que no se puedan separar uno del otro", asegura Michael Whelchel, socio gerente de Big Path Capital, un banco boutique de inversión de impacto.

La estrategia de impacto global de KKR ha apostado por una empresa de eficiencia energética y una recicladora de residuos. En ambos casos, los ingresos de las empresas están directamente relacionados con la mejora ambiental.

Los inversionistas de impacto tienen razones para creer que la tendencia se está poniendo de moda. La ganancia de 163% del primer día de comercio de Beyond Meat después de su oferta en mayo la convierte en una de las OPI con mejor desempeño en aproximadamente 20 años.

Los clientes de Freundlich que invirtieron en la compañía en el 2013 han obtenido un retorno de más de 20 veces su inversión inicial, asegura. "Es un punto de éxito icónico en el mercado que creará mucha riqueza y liquidez para los inversionistas de impacto".

Por Emily Chasan