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anunció el martes la suspensión de sus hacia la Unión Europea (UE), en respuesta a cuestionamientos formulados tras una inspección veterinaria en Bruselas.

"La suspensión entrará en vigor el próximo miércoles 3 de enero e irá a la par con un Plan de Acción para responder a los cuestionamientos de la Unión Europea presentados con ocasión de una auditoría llevada a cabo el septiembre de 2017", precisó el Ministerio de Agricultura en un comunicado.

Brasil espera así conservar la iniciativa, evitando que la suspensión sea decidida por Bruselas.

"La medida más adecuada en este momento es suspender la emisión de certificados [de exportación] hasta disponer de soluciones que podamos presentar [a los europeos]. Esto nos coloca en una posición más confortable para reanudar las exportaciones una vez que resolvamos los problemas, evitando una suspensión unilateral por parte de la UE", explicó el secretario de estado para cuestiones de Pesca, Luis Rangel, citado en el comunicado.

El Ministerio adelantó que pedirá además que la UE distinga normas sanitarias para la pesca y la acuicultura.

"Las autoridades sanitarias del bloque europeo consideran que los pescados forman parte de un contexto similar, pero nosotros discordamos. Se trata de matrices diferentes (con contaminantes y riesgos diferentes), como para ser tratados de la misma manera", apunta.

La asociación brasileña de piscicultura (PEIXE BR), que representa al 50% de esa actividad en Brasil, exigió al gobierno "medidas de urgencia, a fin de evitar que esa decisión afecte a otros mercados".

El sindicato de inspectores agrícolas (Anffa Sindical) denunció por su lado "las fragilidades del sistema de inspección" en Brasil.

"Una misión veterinaria de la UE determinó en septiembre que los cambios solicitados en visitas anteriores no se habían materializado", por lo cual "la Comisión Europea comunicó que el sistema de producción de pescado brasileño presenta fallas graves y deficiencias, especialmente en lo que se refiere a la calidad de los barcos pesqueros", indica ese gremio.

La suspensión, agrega, afectará a por lo menos 67 empresas y a dos buques factorías que actualmente transportan pescados para la UE.

Las exportaciones de pescado brasileño totalizaron 33.1 millones de dólares en 2016 y este año alcanzaban los 21.8 millones hasta fines de noviembre, de acuerdo con los datos del ministerio brasileño.

El principal producto de esas exportaciones es el atún.

En marzo pasado, el poderoso sector cárnico brasileño se vio enfrentado a un grave escándalo sanitario, al revelarse que grandes exportadores habían sobornado a inspectores sanitarios para certificar el buen estado de productos averiados o con fecha de venta vencida.

El país sudamericano, primer exportador mundial de carne bovina, tuvo que enfrentar embargos totales o parciales de unos veinte países y entablar delicadas negociaciones para que revirtieran la medida.