Las dos vacunas requieren doble inoculación y están destinadas a grupos prioritarios (personal de salud, ancianos e indígenas). (AFP)
Las dos vacunas requieren doble inoculación y están destinadas a grupos prioritarios (personal de salud, ancianos e indígenas). (AFP)

La vacunación contra el COVID-19 en Brasil corre el riesgo de sufrir un frenazo apenas iniciada, en plena segunda onda de la pandemia, debido a errores de gestión del gobierno para garantizar insumos y vacunas, alertan expertos.

El Plan Nacional de Inmunización se inició el lunes, tras la autorización para el uso de emergencia de 6 millones de dosis de la vacuna china CoronaVac y 2 millones de la británica AstraZeneca/Oxford. Estas últimas, después de varios retrasos, llegarán este viernes desde India, donde se fabrican.

El Instituto Butantan de Sao Paulo, asociado al laboratorio chino Sinovac, que elabora la CoronaVac, pidió autorización para usar otras 4.8 millones de dosis.

Las dos vacunas requieren doble inoculación y están destinadas a grupos prioritarios (personal de salud, ancianos e indígenas). Una vez agotadas, la inmunización de este país de 212 millones de habitantes dependerá de la importación de insumos desde China, tanto para la CoronaVac como para la AstraZeneca.

Pero ya el martes sonaron las alarmas por retrasos en los envíos, en momentos en que la enfermedad vuelve a propagarse velozmente con balances de más mil muertos diarios y un total de casi 215,000 en el país, una cifra superada solo por Estados Unidos.

Si esos insumos no llegan, vamos a tener que interrumpir” la campaña, dice a la AFP la vicepresidenta de la Sociedad Brasileña de Inmunología (SBIM), Isabella Ballalai.

Los seis millones de CoronaVac “vacunan a 3 millones de personas en un periodo estimado entre 15 a 20 días, por eso no vamos a vacunar a todos. Esto está causando mucha decepción”, señala.

Es un momento bien difícil para Brasil, hay muchas dudas, ansiedad, no vemos un posicionamiento claro de las autoridades que genere confianza en la población”, agrega.

La gravedad de la enfermedad y la eficacia de las vacunas siempre fueron puestas en duda por el presidente Jair Bolsonaro, quien recomienda tratamientos precoces con medicamentos sin eficacia comprobada.

A mediados de enero, el gobierno además admitió que faltarían 30 millones de jeringas para cumplir la primera etapa del plan, de vacunar a unas 50 millones de personas. Pero de todos modos es un plan que, hasta ahora, no tiene plazos.

Para Ballalai, el responsable de esa situación preocupante tiene nombre: “Es la incompetencia del Ministerio de Salud”.

La logística de la campaña también es problemática. En muchas ciudades se investigan denuncias sobre personas influyentes que se hacen vacunar sin tener aún derecho a ello.

En Manaos (norte), epicentro de la segunda onda de la pandemia, esas denuncias obligaron a interrumpir la vacunación durante 24 horas.

Incompetencia diplomática

Butantan espera recibir insumos para fabricar 40 millones de dosis en Brasil.

La Fundación Fiocruz (del Ministerio de Salud) fabricará la de AstraZeneca, pero advirtió que los retrasos podrían afectar su cronograma.

Muchos analistas atribuyen los retrasos a los constantes enfrentamientos de Bolsonaro con China, debido al alineamiento del mandatario ultraderechista con el expresidente estadounidense Donald Trump.

En este momento, no hay nada que justifique [la falta de vacunas], a no ser la desidia absoluta, la incompetencia diplomática de Brasil”, dijo al borde del llanto la neumóloga e investigadora Margareth Dalcolmo, de Fiocruz, en un reciente homenaje a su trabajo.

La escena, que se hizo viral, se sumó al reclamo del director del Instituto Butantan, Dimas Covas, para que el presidente “tenga la dignidad de defender” la CoronaVac y gestione “conversaciones con el gobierno de China”.

Bolsonaro sostiene que con China “el problema (...) es burocrático y no es nada político”, según afirmó el jueves en su Facebook live.

“Falla de estrategia”

La angustia aumenta en momentos en que la enfermedad cobra una agresividad inusitada en la amazónica Manaos por fallas de gestión y, según expertos, a causa de una variante regional del virus. El agotamiento de las reservas de oxígeno en los hospitales provocó decenas de muertes y obligó a evacuar a dos centenares de pacientes hacia otros estados.

Más allá de las políticas internacionales que han aislado a Brasil, “el problema es de gestión, porque el gobierno tardó en cerrar acuerdos con los laboratorios”, afirma el analista político Thomaz Favaro, de Control Risks.

Hasta la fecha, el Ministerio de Salud no definió la compra de vacunas de la estadounidense Pfizer ni de la india Jansen.

El gobierno “comenzó tardíamente la definición de vacunas y Brasil perdió el mejor timing para negociarlas”, sin asumir que “no podíamos contar solo” con Sinovac y AstraZeneca, señala por su lado Ballalai.

Esa fue una falla de estrategia”, afirma.

Tarde o temprano, esta nueva crisis dentro de la crisis complicará a Bolsonaro, afirma Favaro. “El atraso del programa de inmunización impacta demasiado en la reactivación económica y eso aumentará la frustración de la población”, sostiene.