Jair Bolsonaro
Jair Bolsonaro

Los brasileños votaban el domingo en la elección más polarizada en décadas, en la que el hartazgo de muchos con la inseguridad y la corrupción llevaría al excapitán de ejército Jair Bolsonaro a la presidencia, un dramático giro hacia la derecha en la cuarta democracia más grande del mundo.

El repentino salto de Bolsonaro fue impulsado por el rechazo al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) que dirigió a Brasil durante 13 de los últimos 15 años y fue desbancado hace dos años en medio de la peor recesión y el mayor escándalo de sobornos y corrupción en la historia del país.

Su rival izquierdista, Fernando Haddad, que se postula en representación del encarcelado fundador del PT y expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha estado por detrás de Bolsonaro desde la primera vuelta hace tres semanas.

"Quiero sacar al PT", dijo Celina Ceccon, que había votado a Lula y a su sucesora Dilma Rousseff en las elecciones anteriores pero ahora lo hizo por Bolsonaro. "Hubo mucha corrupción, cosas malas, tanto robo. Tiene que haber un cambio", sostuvo la mujer de 74 años, que vive en la capital Brasilia.

Los últimos sondeos de opinión del sábado mostraron que Haddad estaba achicando la brecha. El respaldo de las principales figuras en la lucha contra la corrupción política en Brasil despertó esperanzas entre sus partidarios de que pueda lograr una victoria inesperada.

Haddad ha reducido la ventaja de Bolsonaro de 12 a 8 puntos porcentuales en cinco días, según la firma de encuestas Ibope que le dio un 46 por ciento del apoyo de los votantes frente al 54 por ciento de Bolsonaro. Una encuesta de Datafolha también publicada el sábado por la noche mostró que Bolsonaro tenía el 55% y Haddad el 45%.

Haddad dijo a periodistas temprano el domingo en Sao Paulo que las encuestas de opinión muestran un cambio importante de tendencia a su favor.

"Tengo confianza de que tendremos un gran resultado hoy", dijo. "Peleemos hasta el último minuto".

Los colegios electorales abrieron a las 8.00 (1100 GMT) el domingo y el último se cerrará en el extremo oeste de Brasil a las 19.00 hora de Brasilia.

Bolsonaro votó en un distrito militar en Rio de Janeiro, donde fue saludado por sus seguidores que le gritaban "leyenda" y "presidente".

"La expectativa hoy es la misma que vi en las calles: victoria", dijo Bolsonaro en un breve mensaje a periodistas.

Aunque Haddad ganó tracción en las encuestas, no logró ganar el respaldo crucial del excandidato de centroizquierda Ciro Gomes, exgobernador del estado de Ceará, lo que le habría dado un gran impulso en la región más pobre de Brasil.

Pero Rodrigo Janot, el ex fiscal general de Brasil que impulsó investigaciones y juicios por corrupción política, tuiteó que votaría por Haddad. Y el popular juez anticorrupción, Joaquim Barbosa, que encarceló a varios líderes del PT por corrupción, también apoyó a Haddad.

Esto ha sido un golpe a la campaña de Bolsonaro para posicionarse como el único candidato anticorrupción.

"Creo que estamos al borde de un proceso que podría llevar a nuestra democracia más allá de sus límites", dijo Janot a Reuters.

A muchos brasileños les preocupa que Bolsonaro, un admirador de la dictadura militar brasileña de 1964-1985 y defensor de su uso de la tortura contra opositores de izquierda, pisoteé los derechos humanos, limite las libertades civiles y restrinja la libertad de expresión.

El legislador, de 63 años, ha prometido combatir el crimen en las ciudades y el cinturón agrícola de Brasil dándole a la policía más autonomía para disparar a delincuentes armados y facilitar las leyes a fin de permitir que los brasileños compren armas, una demanda de uno de sus mayores partidarios, el poderoso lobby de los agricultores.

El estudiante universitario Daniel Castro Correa de Souza, que votó por Gomes en la primera vuelta, optó por Haddad el domingo en un intento de detener a Bolsonaro.

"Bolsonaro representa una ruptura en la democracia, una amenaza a la democracia, porque tiene ideas autoritarias. No puedo estar de acuerdo con eso", dijo el joven de 21 años después de emitir su voto en Brasilia.