Euros. (Foto: EFE).
Euros. (Foto: EFE).

La justicia de Ginebra ha recurrido al viejo adagio de "quien lo encuentra se lo queda" para resolver uno de los casos más extraños que ha afectado a la ciudad suiza en los últimos años.

El personal de una cafetería y dos restaurantes encontraron en mayo y junio del año pasado más de 95,000 euros (US$ 109,000) en billetes de alta denominación después de que los propietarios de los fondos intentaran deshacerse del efectivo en los inodoros. Los trabajadores podrán solicitar quedarse con el dinero después de que los fiscales cierren el caso, confirmó un portavoz de la Fiscalía de Ginebra.

El extraño asunto comenzó después de que personal de una sucursal bancaria de UBS Group AG ubicada en el centro de Ginebra notara el 11 de mayo de 2017 que los inodoros estaban obstruidos, según el medio Tribune de Genève, que informó sobre la noticia el viernes temprano. Los empleados encontraron 40,000 euros en billetes desgarrados y la policía revisó imágenes de video del banco que mostraban las siluetas de tres mujeres y un hombre que realizaron varios viajes desde una bóveda del banco hasta los retretes, informó el periódico.

Un portavoz del banco declinó hacer comentarios.

Más tarde, ese mismo día, se sacaron 8,500 euros de los retretes de una pastelería ubicada en el mismo edificio. Y esa noche, una señora que realizaba la limpieza del aledaño Café du Centre encontró unos 26,000 euros, según el periódico. El botín más grande de todos se produjo un mes después cuando los empleados de la pizzería vecina Molino encontraron 60,000 euros en billetes parcialmente destruidos, según el periódico.

Las personas que encontraron el dinero aún no se lo pueden quedar. Primero deben presentar una solicitud formal para los fondos, que se habían mantenido en manos de las autoridades de Ginebra mientras el caso seguía abierto, explicó el portavoz.

La fiscalía no ofreció teorías sobre por qué las personas intentaron deshacerse de su dinero. El caso se cerró después de que no se encontrara justificación para continuar con las demandas contra cualquier persona sospechosa en el caso más allá del daño a la propiedad pública. Aun así, el caso ha dejado a los lugareños devanándose los sesos, en una ciudad donde los dueños de restaurantes y tiendas no se inmutan cuando los clientes pagan con billetes de 500 francos o incluso de 1,000 francos.

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