Las manifestaciones estallaron el jueves en Mashhad, segunda ciudad de Irán, antes de extenderse al resto del país. (Foto: AP)
Las manifestaciones estallaron el jueves en Mashhad, segunda ciudad de Irán, antes de extenderse al resto del país. (Foto: AP)

Teherán.- A pesar de las consignas antirrégimen que corean los manifestantes, los expertos consideran que el actual movimiento de protesta en Irán es fruto del mismo sentimiento de ira que ya hizo temblar a otros países golpeados por la austeridad.

"Lo que hace que los iraníes salgan a la calle más a menudo son los problemas económicos cotidianos, la frustración ante la falta de empleo, la incertidumbre sobre el futuro de sus hijos", explica a la AFP Esfandyar Batmanghelidj, fundador del Europe-Iran Business Forum.

Según este experto, los altercados de los últimos días surgieron por las medidas de austeridad adoptadas por el presidente Hasan Rohani desde su llegada al poder en 2013, como las reducciones en los presupuestos sociales o el alza de los precios de los carburantes anunciadas hace unas semanas.

"Para Rohani es difícil hacer aprobar los presupuestos de austeridad, pero se trata de medidas necesarias frente a la inflación y a los problemas de divisas y para intentar mejorar el atractivo de Irán para los inversores", afirma Batmanghelidj.

Sin embargo, "tras un periodo de sanciones muy difíciles, la austeridad solo puede mermar la paciencia de la gente".

Las manifestaciones estallaron el jueves en Mashhad, segunda ciudad de Irán, antes de extenderse al resto del país. Al menos diez personas murieron en la violencia surgida en las protestas en varios lugares, y decenas fueron detenidas.

Consignas como "¡Muerte al dictador!" y ataques contra los símbolos del régimen dieron a las manifestaciones, las más importantes desde 2009, un aire de revolución.

El gobierno acusó a "elementos hostiles" del extranjero de atizar el movimiento de protesta.

Algunos también sospechan que los conservadores, rivales de la corriente moderada a la que pertenece Rohani, quieren sabotear la política económica del gobierno a riesgo de desencadenar un movimiento más difícil de controlar.

"Existen pruebas, especialmente en Mashhad, de que las manifestaciones fueron organizadas para marcar puntos políticos", declaró a la agencia iraní Tasnim Amir Mohebbian, un experto asentado en Teherán. Y señala que los organizadores "no anticiparon que tomaría tal cariz".

Desplome de los bancos
Sin embargo, la ira surgida por la situación económica es palpable desde hace años y dominó las últimas elecciones en mayo.

En las últimas semanas, la agencia ILNA vinculada a los sindicatos informó principalmente de protestas de varios cientos de empleados del sector petrolero por retrasos de los pagos, así como de fabricantes de tractores en Tabriz contra el cierre de su fábrica.

La ira fue en aumento con el derrumbe de empresas de crédito que afectó a millones de inversores.

Estas empresas se multiplicaron bajo la presidencia de Mahmud Ahmadineyad, y se desplomaron cuando explotó la burbuja inmobiliaria.

"No me sorprenden estas manifestaciones. En los dos últimos años vimos un desfile en las calles contra los bancos y las sociedades de crédito", recuerda el politólogo Mojtaba Musavi, con sede en Teherán.

"Muchos de estos manifestantes pertenecen a la clase media que perdió muchos de sus haberes", asegura a la AFP.

Derecho a protestar 
A pesar de las causas económicas, las quejas sobre las restricciones a las libertades civiles siguen de actualidad.

Incluso en el seno de la clase política conservadora se reconoce que los iraníes tienen poco espacio para expresarse.

"Nuestra Constitución reconoce el derecho a protestar pero en la práctica no hay mecanismos para hacerlo", señala Gholamreza Mesbahi Moghddam, portavoz de la Asociación del Clero Combatiente (conservadora) a la agencia ISNA.

"Los responsables deben escuchar al pueblo. Los medios, igualmente, tienen la responsabilidad de cubrir las manifestaciones", añade.

El domingo, el mismo Rohani abogó por "un espacio" para que el pueblo pueda expresar sus "inquietudes diarias".

Algunos expertos dudan de que las manifestaciones puedan ser una seria amenaza para el régimen, y consideran que no parece que obedezcan a una organización clara.

Las protestas políticas se consideran una suerte para el régimen. "El sistema prefiere las manifestaciones políticas que las (...) económicas porque son más fáciles de controlar", señala Musavi.