India
India

Los hábitos turísticos de los ciudadanos chinos están transformando el mundo. Con cerca de 145 millones de viajes al extranjero al año, la clase media del “Reino del Medio” se está moviendo –y gastando– más que la de cualquier otro país: en 2016 representó US$ 261,000 millones de gastos en el exterior, un quinto de las ventas por turistas internacionales, según la de las Naciones Unidas.

Más al sur, la rica y adinerada clase media india –250 millones de jóvenes profesionales provistos de smartphones respecto a una población de 1,300 millones– está empezando a emular a su rival regional. En menos de 10 años, el espera que la India se convierta en la cuarta economía de viajes y turismo más grande después de China, Estados Unidos y Alemania.

Aunque la India está recibiendo más turistas que nunca –hace dos décadas, cerca de 2.4 millones de turistas internacionales llegaban al país por año; en el 2017 esa cifra se quintuplicó–, el verdadero impulso proviene del turismo local. En la India, casi el 90% de los turistas son indios. Durante los últimos tres años, su destino más popular ha sido Tamil Nadu, el estado del extremo sur, gracias a los peregrinos deseosos de visitar sus muchos templos.

Opciones
El turismo en el subcontinente generó más de US$ 230,000 millones en 2017, frente a casi US$ 209,000 millones en 2016. El vasto país ofrece innumerables opciones: 36 sitios del Patrimonio de la Humanidad y 103 parques nacionales, además del Taj Mahal en Agra, las fortalezas en la zona montañosa de Rajastán, la ciudad santa de Varanasi y múltiples atractivos entre las montañas del Himalaya y las playas de Goa. Si sumamos sus selvas con tigres, elefantes y los últimos leones asiáticos, ningún otro país está mejor parado para aprovechar un mercado de turismo de aventura que, según las proyecciones, crecerá a US$ 1,300 millones para el 2023.

"Los indios están descubriendo su propio país", dice Ahmed Chamanwala, fundador de Fringe Ford, un albergue de cinco habitaciones en el estado de Kerala, que se encuentra en un bosque de 213 hectáreas donde viven más de 400 especies de animales. "En los primeros años de esta tendencia, la mayoría de nuestros turistas venía del extranjero. Pero pasado un tiempo vimos un aumento de los turistas locales que viajan un fin de semana provenientes de las principales ciudades de India. Ahora, el negocio depende más del mercado indio".

Sin embargo, como han aprendido Venecia, Barcelona y Dubrovnik, el crecimiento sin control puede amenazar a los interesados en los lugares frágiles, que dependen financieramente del gran aumento del número de visitantes. En la India, impulsadas por subsidios e incentivos fiscales del Gobierno, cinco aerolíneas regionales de bajo costo inauguraron 100 rutas remotas el año pasado, lo que ayudó a alimentar el deseo de explorar de los ciudadanos.

La belleza natural del país forma parte de su campaña de marketing, y la vida salvaje es un gran atractivo. Pero una de las preocupaciones de la que se habla en voz baja, dice Chamanwala, es que su débil infraestructura y su burocracia ya al límite podrían permitir que ciertas áreas pierdan lo que las hace especiales antes de que lleguen a alcanzar todo su potencial.

En algunas áreas, las reservas de tigres ya no tienen tigres, y los safaris en sitios naturales pueden parecer estacionamientos llenos de gente donde hay más chinches que presas a las que disparar.

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