Mauricio Macri
Mauricio Macri

No hay un lugar como para que los ministros de finanzas del G20 hablen sobre el creciente proteccionismo global: el anfitrión de la reunión de este fin de semana tiene algunos de los aranceles más altos del mundo.

El presidente Mauricio Macri asumió el cargo a fines del 2015 con la promesa de adoptar el libre comercio. Sin embargo, su gobierno ha continuado imponiendo derechos de importación al mismo ritmo que el gobierno proteccionista que sucedió, según muestra un análisis de Bloomberg.

Los aranceles de importación de Argentina también son más altos que los de los países del G20, según los promedios ponderados por comercio calculados por la Organización Mundial del Comercio.

Si bien la apertura de la economía es parte de los planes de Macri para impulsar el crecimiento, la realidad es que muchas empresas locales durante mucho tiempo han dependido del proteccionismo para sobrevivir y prosperar.

Acabar con esta dependencia en el pasado ha demostrado ser doloroso y ahora sigue siendo un desafío, de acuerdo con Shannon K. O’Neill, investigadora de estudios latinoamericanos en el Consejo de Relaciones Exteriores.

"Es difícil abrirse sin dolor y sin pérdidas de empleos y cosas que la administración de Macri está tratando de evitar", señaló. "Incluso con un gobierno que es muy amigable con la globalización, muy amigable con el mercado, es difícil reorientar la economía".

Y la tarea se vuelve aún más difícil con el compromiso de Macri de reducir los subsidios y el gasto público como parte de un acuerdo de financiación con el Fondo Monetario Internacional.

No hay gran diferencia
La administración de Macri aplicó aranceles 13 veces a productos desde lavavajillas hasta alfombras durante sus primeros 30 meses de gobierno. La administración de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner impuso aranceles 10 veces durante un lapso comparable de 30 meses, aunque usó muchas otras formas de burocracia para frenar las importaciones.

El gobierno de Macri ha abierto o continuado 23 investigaciones antidumping, cuatro de las cuales aún están pendientes. Kirchner tuvo 26 casos durante sus últimos dos años y medio en el cargo.

Al presentarle las cifras, el secretario de Comercio de Argentina, Miguel Braun, dijo que el camino del país hacia la integración comercial debe ser "gradual".

"No estamos tratando de abrirnos incondicionalmente como en otros momentos, ni cerrar todo", escribió en un correo electrónico a Bloomberg. "Teniendo en cuenta nuestra realidad económica y las condiciones globales, buscamos una inserción que nos permita crecer y reducir la pobreza".

Parte del desafío para Macri proviene de las amenazas de una guerra comercial global, que será prioridad en las reuniones del G20 en Buenos Aires. Las tensiones comerciales se han intensificado desde que Estados Unidos retiró su firma de la declaración del G7 al término de la cumbre del grupo en junio en Canadá. El aumento de las barreras comerciales en el exterior amenaza la capacidad de Macri para justificar la apertura de Argentina.

Luego está el Mercosur, el grupo comercial sudamericano que determina los aranceles a muchos de sus productos importados. Como uno de sus principales miembros, Argentina domina las decisiones del Mercosur. A pesar de sus quejas públicas, el bloque no ha reducido los aranceles desde que Macri llegó al poder.

Hay que reconocer que Macri ha hecho algunos avances en materia de comercio. Eliminó o redujo las barreras a la importación de computadoras y tabletas y está ayudando a negociar un acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea. También negoció un acuerdo con el presidente Donald Trump para evitar los aranceles de EE.UU. a las importaciones de acero y aluminio.

"El gobierno de Macri aspira a abrirse", dice Marcelo Elizondo, gerente general de Consultora DNI, una firma comercial en Buenos Aires. Pero "Argentina sigue siendo una economía cerrada".