Pemex
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La futura secretaria de Energía de buscaba inspiración hace dos años cuando recorrió el complejo de refinación más grande del mundo, un laberinto de plantas y tuberías industriales de más de 3,000 hectáreas en India, donde cada día más de un millón de barriles de petróleo se convierten en combustible y productos petroquímicos.

Rocío Nahle, quien se convirtió en titular de la dependencia en diciembre, cree que el país puede replicar el complejo de refinación Jamnagar de . Sin embargo, hay algunos inconvenientes.

México propone construir una nueva refinería de US$ 8,000 millones en tres años, el tiempo y dinero que necesitó Reliance para completar solo una fase de su complejo.

El país planea hacerlo sin fondos privados, poniendo presión a las arcas públicas y generando cuestionamientos sobre la eficiencia de una planta a cargo del Estado en momentos en que las seis refinerías mexicanas mientras más combustibles producen, más dinero pierden.

Inversionistas y analistas no están impresionados. "No tiene sentido", comentó Lisa Viscidi, directora del programa Energía, Cambio Climático e Industrias Extractivas de Inter-American Dialogue, un centro de estudios con foco en América Latina de Washington.

No obstante, para el presidente se trata de una misión.

Símbolo costoso
Ha hecho oídos sordos a las súplicas de los tenedores de bonos que quieren que Pemex se enfoque en el negocio principal de las perforaciones en lugar de desviar su atención a la construcción de otra refinería, considerada ampliamente como un símbolo costoso del objetivo del presidente de reducir la participación e influencia de empresas y países extranjeros en el sector petrolero de México.

Las refinerías mexicanas operan a cerca del 35% de su capacidad porque Pemex no tiene los fondos para invertir en ellas, lo que hace que el país dependa de combustibles extranjeros para satisfacer la demanda interna. Alrededor del 65% de la gasolina que Pemex vende en México es importada, principalmente desde Estados Unidos.

A medida que avanzan los planes de la refinería Dos Bocas que se emplazará en Tabasco, estado natal de López Obrador, surgen interrogantes sobre su viabilidad. Se anticipa que Pemex registre una nueva caída de la producción de petróleo en sus resultados del segundo trimestre que dará a conocer el viernes. La compañía suma pérdidas en ingresos ajustados desde el 2013 y la producción lleva 14 años a la baja.

El plan quinquenal de negocios que la compañía lanzó este mes no fue bien recibido por los inversionistas. La preocupación es que sin la ayuda del sector privado, Pemex va camino de otra rebaja luego de que Fitch Ratings redujera sus bonos al nivel de basura el mes pasado.

Eso ocurrió después de que López Obrador congelara las subastas petroleras y empresas conjuntas que habían permitido a México desarrollar campos con socios privados.

De acuerdo con el plan de negocios, Pemex no obtendrá fondos adicionales para perforar en 2021 y 2022, pero recibirá hasta US$ 3,900 millones para la refinería de Dos Bocas. Se prevé que tenga capacidad para procesar 340,000 barriles por diarios, lo que la convertiría en la refinería más grande del país.

Nahle visitó Jamnagar a fines del 2017 cuando era parlamentaria y formaba parte de la Comisión de Energía en el Congreso. Unos meses después pasó a ser la carta de López Obrador para la Secretaría de Energía en el período previo a las elecciones. Nahle pensaba que México podría replicar parte de lo que ella conoció en India con ayuda de expertos extranjeros, pero esa idea no se concretó.

En mayo de este año, AMLO entregó el proyecto a Pemex porque seis empresas internacionales que fueron invitadas a ofertar excedieron su propuesta presupuestaria y no podían cumplir con su exigencia de que la refinería esté lista en tres años.

Para el mandatario la refinería "es algo concreto que puede demostrar que hace para reducir la dependencia de EE.UU., incluso si no se termina durante su mandato", planteó Viscidi. "Creo que él cree que a sus partidarios realmente les va a gustar".

Tal vez sea así, pero una refinería más para Pemex, que ya tiene problemas con las seis actuales, podría empeorar las cosas en un escenario donde la empresa se considera demasiado grande para caer.

Los impuestos y comisiones que paga representan el 20% del presupuesto en un país que está al borde de una recesión. La deuda de US$ 106,500 millones de la compañía, la mayor de toda la industria petrolera, es una responsabilidad nacional.

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