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En apariencia es una calle peatonal más, que une la Plaza Roja con la Plaza Lubianka, la de la sede de los anteriores servicios secretos de la KGB, pero la calle Nikolskaia se ha convertido gracias al en el lugar de encuentro de hinchas de distintos países.

Tanto de día como de noche, esta elegante arteria de Moscú, de 700 metros de largo y rebautizada estos días por muchos como "la Calle de las Luces" por su iluminación, se llena de color con las banderas y camisetas de los aficionados, con el albiceleste de los argentinos especialmente visible, pero también con mexicanos con sombreros típicos o tunecinos tomando un café de manera relajada.

"En una época normal, la calle Nikolskaia es muy tranquila", explica Armen, un estudiante armenio que vive en Moscú, que apunta que se trata de una zona de tiendas de lujo, sobre todo desde que en el 2013 la calle se convirtió en peatonal.

¿Qué es lo que ha llevado a los aficionados de todo el mundo a convertir la calle Nikolskaia en el punto de encuentro general?

El colombiano Harold Castillo, un estudiante de 22 años, tiene su teoría: "Llegué aquí por casualidad. Estuve andando por todo Moscú y simplemente vi estas luces. Hay otras calles peatonales, pero la de aquí es magnífica".

Esas luces de las que habla son guirnaldas luminosas suspendidas a tres metros de altura en gran parte de la calle, lo que le confiere un aspecto casi de feria, sobre todo cuando comienza a anochecer. Antes incluso del inicio del Mundial se veía ya en el lugar a iraníes confraternizando con saudíes o a aficionados latinoamericanos celebrando la gran fiesta del fútbol en los rincones y establecimientos de esta calle.

Algunos aficionados han salido de Moscú para seguir los partidos de sus equipos: los peruanos cambiaron en gran número Moscú por Ekaterimburgo, donde el jueves su equipo perdió 1-0 ante Perú, y los tunecinos se desplazaron a Volgogrado para el duelo de este sábado ante Bélgica.

Pero el fervor futbolístico y el clima festivo de la calle Nikolskaia han permanecido inalterables porque Moscú no deja de ser el corazón del Mundial, con dos estadios en la competición y siempre con hinchas que circulan por el centro de la ciudad.

Una Torre de Babel

"Es la calle de los hinchas. La que tiene más ambiente, es una calle peatonal, que tiene seguridad y en la que no hay riesgo", explica Mohamed Chaaben, un ingeniero tunecino de 28 años que está sentado en la terraza de una cafetería con sus amigos, con la bandera de su país anudada al cuello.

Para los argentinos, la calle Nikolskaia es como su improvisado cuartel general al aire libre.

"Nos decían que todos los argentinos se reunían en esta calle", explica Santiago Saltiva, un comercial de 42 años que ha llegado a Moscú desde su ciudad, Córdoba, y que tiene un grupo de WhatsApp con otros aficionados argentinos, donde le recomendaron este lugar.

"Esta calle es como la Torre de Babel", asegura. "Aquí están todas las nacionalidades, todos los países representados y todos hablan en lenguas diferentes", constata.

Comerciantes felices

Las autoridades moscovitas, que no habían previsto que la calle Nikolskaia se convirtiera de manera tan clara en la favorita de los aficionados, han tenido que adaptarse a esta realidad.

Se han instalado para ellos aseos públicos portátiles y han retirado barreras de acceso, que en los primeros días bloqueaban el paso a la parte superior de la misma.

Para los comercios, esta oleada de visitantes es una auténtica bendición. Muchos han decidido estar abiertos 24 horas durante el Mundial, haciendo incluso venir "a empleados de otros establecimientos" para cubrir esos turnos extra, cuenta Maria Kuzina, que lleva un café que pertenece a una gran cadena moscovita.

"Habíamos previsto un aumento de la clientela, pero ha sido mucho mayor de lo esperado", explica esta joven de 22 años.

Hasta ahora, y pese a que el alcohol fluye a buen ritmo, los incidentes y problemas han sido muy menores.

Los vendedores ambulantes han hecho su aparición también en la calle y la policía está presente, de manera discreta pero vigilante.

La fiesta del Mundial durará hasta el 15 de julio, día de la final, en este lugar tan especial para los aficionados.

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