Salud y pensiones, dos reformas necesarias para la inclusión social

Redacción Gestión

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Julio Lira SeguraDirector de Gestión

Mejorar la vida de los peruanos es el objetivo del actual Gobierno, remarcó el ministro de Economía, Luis Castilla, este fin de semana. Es una manera de poner en otras palabras el eslogan del presidente Humala: "crecimiento con inclusión social".

Y precisamente para que este objetivo se cumpla, no basta mejorar los programas sociales, implementar Pensión 65 o crear Beca 18. Es más importante retomar las reformas que permitan que los beneficios temporales que puedan dar los programas sociales sean permanentes.

En ese camino dos reformas que casi no se debaten pueden convertirse en ejes centrales de un verdadero programa de inclusión social: se trata de las reformas en el sistema previsional y en el campo de la salud.

El ministro Castilla anunció la semana pasada en Londres que antes de julio debe estar lista la propuesta de cambios en el sistema privado de pensiones. Pero como hemos dicho en Gestión en más de una oportunidad, dichas modificaciones solo darán una solución parcial si es que no se incluye también al sistema nacional de pensiones. El Estado tiene que asumir obligaciones pensionarias en el futuro por S/. 100 mil millones, porque la ONP no podrá cubrir el pago. Sin embargo, el Gobierno y el Congreso solo apuntan a las AFP, que por cierto también tendrán que cambiar.

Lo importante es que todos los peruanos tengan acceso a una pensión cuando cumplan la edad de jubilación, y ese objetivo no se cumplirá mientras se tenga temor de agarrar al toro por las astas a la ONP.

De manera similar debe enfocarse la reforma en el sector salud. En el gobierno pasado se aprobó la ley de aseguramiento universal, pero hasta el momento no funciona en la práctica y se tiene a entidades como Essalud que sobreviven y a la que tampoco se quiere reformar.

Mientras no se asuma la necesidad de ambas reformas, solo estaremos debatiendo soluciones "parche". A lo cual también hay que agregar la necesidad de una verdadera reforma laboral, que no es, lamentablemente, el proyecto de la Ley General del Trabajo.

En momentos en que la economía peruana se encuentra con cifras en azul, se deben asumir retos que efectivamente signifiquen una gran transformación. Indudablemente estas reformas pueden afectar en parte la popularidad del mandatario, pero será por estos cambios que el presidente Humala puede pasar de mejor manera a la historia.

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