El resurgimiento de la manufactura de EE.UU.

Redacción Gestión

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Javier TabataGERENTE DE CONSULTORÍA DE NEGOCIOS APOYO CONSULTORÍA

A finales del siglo XVIII, se dio la primera revolución industrial en Inglaterra con la mecanización de la industria textil. Dos siglos después, Henry Ford transformó el mundo con la introducción de la línea de ensamblaje del Modelo T.

Diversos expertos coinciden que estamos a puertas de una tercera revolución industrial que consistirá en la conversión de la manufactura a digital. Las plantas incrementarán su capacidad de generar una producción personalizada y masiva de productos, utilizando nuevos materiales y robots más inteligentes, aplicando el diseño digital y utilizando servicios web para ganar conectividad con los consumidores finales y su ecosistema de proveedores. Como resultado veremos menores tiempos de desarrollo de nuevos productos, una reducción de los costos de producción, y un menor contenido de mano de obra. Un claro ejemplo es el iPad que va por su tercera generación desde su introducción en enero del 2010, en donde la mano de obra tan solo representa el 7% del costo del producto.

Este cambio de la manufactura a digital se está dando en paralelo con el gradual regreso de la capacidad productiva a Norteamérica, que hace dos décadas fue deslocalizada a países de bajos costos. El empleo en manufactura en Norteamárica ha crecido en promedio un 4% desde el 2009 a pesar de la debilidad de su economía. Según estudios recientes del MIT, la producción norteamericana es equivalente a la China en términos monetarios, con la gran diferencia que se genera con tan solo el 10% de la mano de obra.

Uno de los factores que está generando este cambio es la necesidad de responder de forma más rápida a los requerimientos del cliente, unida a la fragilidad de la cadena de suministro ante catástrofes naturales, como lo ocurrido después del terremoto de Japón y las inundaciones en Tailandia en el 2011. El incremento del costo de la mano de obra en países como China, que llega a alcanzar hasta un 20% anual en algunas regiones costeras, es un elemento adicional que está haciendo reflexionar a las empresas a tomar seriamente la opción de regresar a producir en Norteamérica. La economía de EE.UU. ha sabido capitalizar oportunamente el avance de sus polos de investigación y desarrollo, y el disponer de una oferta continua de personal altamente calificado para soportar el resurgimiento de su industria manufacturera.

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