Lima ya no requiere de más dilaciones

Redacción Gestión

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SOLUCIONES URGENTES. Ahora que terminó el proceso de revocación de la alcaldesa de Lima, es necesario reflexionar sobre la agenda pendiente de nuestra ciudad. Los problemas son muchos, pero entre los principales están el ordenamiento y formalización del transporte urbano; la falta de seguridad ciudadana; un desarrollo urbano desordenado y caótico; falta de servicios básicos para un sector importante (saneamiento, salud y educación), alto grado de tugurización. La magnitud de cada uno es enorme. Por ejemplo: cerca de un millón de personas carecen de agua y desagüe y unos 122 mil predios están tugurizados (el 25% de ellos está en el cercado), y más del 80% percibe que la delincuencia ha aumentado.

Todos estos problemas se arrastran desde hace varias décadas y son el fruto de un defecto común de los respectivos gobiernos municipales: falta de planificación a mediano y largo plazo. Y la razón de ello es que solucionar esos problemas toma tiempo y desgasta políticamente, no reditúa a corto plazo en términos de votos (para la reelección o evitar una revocación). Ya es tiempo de que estos problemas se enfrenten con una visión integral de mediano y largo plazo, pero sin descuidar el corto plazo, lo cual implica priorizar los problemas. Si bien existe una cartera priorizada de proyectos de infraestructura (vial y otros) que significará una inversión de más de S/. 7,000 millones en tres o cuatro años, hace falta un consenso para que esa cartera no se cambie en la próxima elección.

El problema es que si las obras se hacen con miras a las elecciones municipales del 2014 (o las elecciones generales del 2016), la agenda prioritaria será muy distinta de aquella que realmente busque el bienestar de todos los limeños y, por lo tanto, emprenda la solución de los problemas antes mencionados. El caos del transporte público urbano y la falta de seguridad ciudadana aparecen como los problemas más urgentes cuya solución requiere, ya no de diagnósticos, sino de una actitud firme que por un lado haga respetar la ley y por otro aplique la reforma respectiva (hay muchas propuestas). En el primer caso, por ejemplo, eliminando a aquellos empresarios que tienen flotas de buses de manera camuflada y que explotan a sus choferes bajo la modalidad de trabajo a destajo (sin ningún beneficio).

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