¿Qué debe priorizar la educación en el campo?

Redacción Gestión

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Patricia Herrera LamasECONOMISTA CEE/IPAE

Uno de los mayores desafíos de la política educativa del país es lograr la universalidad y calidad educativa, sobre todo en el entorno rural. Para atenderlo se han puesto en marcha iniciativas públicas y privadas, con énfasis en la formación primaria y en el desarrollo de aptitudes básicas de comprensión lectora y aptitud matemática, demostrando que la ruralidad no es una barrera para el aprendizaje.Pese a los resultados positivos, algunas opiniones cuestionan en qué medida la educación es útil en las zonas más apartadas, dedicadas a actividades de poco valor agregado agricultura y ganadería y muchas veces impedidas de participar en las grandes actividades económicas. Sin embargo, varias investigaciones internacionales han demostrado que la educación en las zonas rurales mejora la eficiencia de la productividad agrícola.Un análisis en 95 países subdesarrollados (1961-2002) demostró que un año adicional de escolaridad a los productores agrícolas se asocia con un aumento promedio de la producción estimado en 3.2%. En países como Camerún, Tanzania y Kenia, un mayor nivel educativo en los agricultores incrementa la producción por unidad de cultivo, calculados en 11%, 30% y 35%, respectivamente.Estas investigaciones también comprobaron que la formación primaria tiene un efecto estadísticamente relevante en el desempeño de la población rural. Esto prueba que la falta de oferta educativa para dar continuidad al aprendizaje primario y cerrar el ciclo de la educación formal, no impide que los conocimientos adquiridos en la primera etapa de formación tengan aplicación práctica en el futuro.Si bien la ampliación de la educación secundaria en las zonas rurales es una de las políticas del Proyecto Educativo Nacional al 2021, estos hallazgos evidencian que se debe priorizar el mejoramiento de la calidad de la educación primaria, en especial a la extensión de programas educativos públicos y privados con este propósito, a fin de asegurar el impacto de los aprendizajes y la efectividad de los recursos invertidos con esa intención.Por lo tanto, una estrategia orientada a fomentar el desarrollo económico y social en las zonas rurales debe incluir políticas para fortalecer y expandir los servicios educativos de nivel primaria. El principal objetivo debe ser promover el desarrollo de aptitudes y capacidades que contribuyan al crecimiento integral de los niños y niñas, dotándolos de las condiciones necesarias para ser más eficientes y productivos dentro de las limitaciones de su propio contexto.

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