Las crecientes incertidumbres externas

Redacción Gestión

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Pablo de la FlorEX VICEMINISTRO DE comercio exteriorA pesar de los esfuerzos desplegados en distintas latitudes para capear el temporal, las perspectivas de la economía global siguen siendo inciertas, cuando no decididamente negativas. El júbilo generado en la eurozona por el acuerdo alcanzado a fines de junio para capitalizar directamente a los bancos en problemas a condición de instituir un sistema de supervisión bancario común duró muy poco.

De hecho, la semana pasada las tasas de interés asociadas a la deuda española e italiana volvieron a remontar el terreno perdido, levantando dudas sobre la efectividad del paquete de medidas pactadas. El desempleo en los países de la eurozona alcanzó igualmente su mayor nivel en 17 años.

Aunque preocupantes, los problemas europeos no lo serían tanto si las condiciones en EE.UU. fuesen más alentadoras. Pero no lo son. La recuperación económica estadounidense resulta anémica, como lo confirma el último reporte sobre generación de empleo y los indicadores de la actividad industrial. Como si ello fuera poco, el presidente Obama enfrenta el enorme desafío de lograr un acuerdo con el Congreso para instrumentar un programa de ajuste fiscal que evite los enormes y recesivos recortes automáticos que se activarían a fines de año, según la ley vigente. Si no lo consigue, EE.UU. experimentaría una retracción del gasto público equivalente al 4% del PBI en el 2013.

Si bien es cierto los mercados emergentes han sido un contrapeso saludable a las desventuras de las economías desarrolladas, hay señales preocupantes respecto a su capacidad para mantener ese dinamismo. Aunque alto aún para nuestros estándares, el crecimiento chino viene ralentizándose. Lo mismo es cierto de Brasil, que ha experimentado una importante desaceleración (crecimiento proyectado de 2% este año), al igual que India. Lamentablemente, para la economía global, las locomotoras BRIC han perdido parte de la potencia que hasta hace poco ayudó a morigerar el impacto negativo de la crisis en Europa y EE.UU.

En este contexto resulta destacable la nueva ronda de medidas adoptadas por los bancos centrales para revertir el deterioro en curso. De forma simultánea, el Banco Central Europeo y su par chino recortaron las tasas de referencia la semana pasada. En el primero de los casos, los costos del crédito alcanzaron sus niveles más bajos (0.75%) desde la creación del euro. El ajuste de tasas en China es el segundo en menos de un mes y refleja el temor de las autoridades por las posibles consecuencias de la desaceleración en marcha.

A esto hay que añadir la decisión del Banco de Inglaterra de inyectar £ 50 mil millones para atajar la recesión que afecta a Gran Bretaña. En EE.UU. es muy probable que la Reserva Federal responda al deterioro en las condiciones del mercado laboral lanzando un tercer programa de compra de activos (QE3). Por su parte, las autoridades brasileñas han hecho lo propio con recortes en las tasas de interés y otras medidas destinadas a estimular la inversión y demanda interna.

En el Perú debemos actuar rápidamente para enfrentar las amenazas de un entorno internacional cada vez más complicado. Las iniciativas de impulso fiscal y apoyo a los exportadores van en la dirección correcta. Sin embargo, ahora más que nunca resulta fundamental tomar medidas para evitar que la inversión privada sea afectada.

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