Los buenos trabajos… ¡se premian!

Luis OtoyaGerente de Otoya y Asociados

Hace unos días, fui convocado para participar como jurado del premio ANDA, el cual es promovido por la Asociación de Anunciantes para distinguir la excelencia en el trabajo desarrollado por las diferentes empresas y personas que participan activamente en la industria de las comunicaciones.

La motivación es fundamental en todo tipo de negocio para lograr el compromiso de las empresas y su gente. En mi experiencia en el mundo de la publicidad y las comunicaciones, en ocasiones me he sentido como el cura de la parroquia quien todos los días, con mucha o poca gente, oficia su misa y luego se retira. Muchas veces al terminar la misa me ha provocado aplaudirla, pero me he cohibido al ver que nadie lo hacía. La gente más cercana me ha escuchado decir entonces: "Nuestro negocio es como el del cura de la parroquia… no lo tienen que aplaudir por hacer la misa".

Pero el reconocimiento de nuestro trabajo sí es importante porque tiene que ver con la emoción, y eso lo saben los gremios de la industria y las empresas más importantes, las que se han esmerado en darles realce a los eventos en los que distinguen el trabajo de sus aliados estratégicos: agencias de publicidad, de relaciones públicas, BTL, TV, radio, diarios, medios digitales, etcétera.

Cuando te premian con un Effie porque tu campaña ayudó a superar las metas previstas, cuando ganas un APAP porque tu creatividad fue espectacular, cuando recibes un Premio ANDA porque la hiciste bien y diferente, en todos los casos te debes sentir orgulloso porque están reconociendo tu trabajo, el que ha destacado sobre otros que también eran muy buenos.

La esencia de nuestro negocio, más allá de los premios, es contribuir a lograr resultados exitosos para nuestros clientes. Hacer comunicación exitosa es nuestra "chamba". Desarrollar una sólida estrategia un imperativo. Creatividad relevante, para hacer que las cosas "funcionen", nuestro compromiso. Pero recibir de vez en cuando un "cariñito" por lo que hacemos bien también vale un aplauso.