Bonanza económica pero atentos

Redacción Gestión

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OPINIÓNKurt Burneo FarfánECONOMISTA

El Perú está de moda. Frase muy común y cierta cuando en el exterior hay cada vez más referencias a nuestro país, en una serie de aspectos donde quizás los relacionados a la buena perfomance económica sean los más recurrentes. Sobre estos últimos mirar el revés de la trama es y será siempre en mi opinión un ejercicio útil, dado que ello nos permite adelantarnos a dificultades futuras. Veamos algunos casos.

Más vehículos nuevos y bonitos… Cuando uno visita cada cierto tiempo el país, si hay un aspecto notorio es el incremento del número de vehículos nuevos, según datos de Araper fueron 178,000 en el 2012 y 210,000 proyectados para este año. Ver más autos nuevos es indicativo de mayor ingreso y/o crédito personal, lo que guarda consistencia con el aumento de la actividad económica del país. El problema no está en los autos nuevos con lo cual el parque automotor se incrementa en términos netos porque los vehículos reemplazados no salen de la circulación sino que son transferidos, sino en saber si el precio que se paga por ellos reflejan no solo el costo de vehículo sino el de todos los efectos adversos que se generan sobre aquellos no implicados en la decisión de compra y me refiero al resto de conductores de transporte privado y público que afrontan vías más congestionadas con las consiguientes pérdidas de horas hombre, la mayor contaminación ambiental y sonora, etc. Externalidades negativas como decimos los economistas.

Muchos se preguntaran si estos vehículos en sus precios incorporan aranceles, IGV e ISC. Con ello, el Estado tendría los recursos para cubrir dichas externalidades, respecto a lo cual diría que la teoría tributaria solo refiere a los impuestos selectivos como los dedicados a compensar estas, mas en la práctica no es que exista un fondo financiado con el selectivo dedicado a ello.

La renovación del parque vehicular no es inocua en término de costos no cubiertos por el precio del vehículo ni por el de combustibles y lubricantes necesarios para su funcionamiento.

Más inversión extranjera directa. 11 años de crecimiento han hecho, por ejemplo, que nuestro PBI medido por paridad (medida que permite comparación entre países) de US$ 322,675 millones sea por segundo año consecutivo superior al de Chile US$ 316,516 millones; ello sumado a la estabilidad jurídica y las buenas perspectivas económicas del país, originó que seamos una plaza atractiva de inversión extranjera: US$ 12,240 millones en el 2012… casi 12 veces que la ocurrida en el 2001 (US$ 1,144 millones). Claro está, la inversión origina más actividad económica con lo cual se dinamiza el producto, empleo, ingresos, creándose una causalidad virtuosa; sin embargo, esta inversión extranjera directa también significó el incremento de la entrada (influjo) de dólares al país que sumado a la de carácter especulativo proveniente de los dólares que salían de los países del hemisferio norte cuasi estancados, pero con programas de expansión monetaria que conllevan a tasas de interés nominales de casi cero (y tasas reales negativas), razón por la cual llegaron a países emergentes en búsqueda de un mejor rendimiento.

El caso es que esta mayor oferta de dólares ha venido presionando a la baja al tipo de cambio (apreciación del sol) afectándose la rentabilidad de exportadores a la vez que abaratando importaciones, afectándose adversamente la actividad económica local, conduciendo a nivel macro que el BCR tenga que comprar más dólares para moderar la volatilidad generada y a nivel micro que las empresas contraten coberturas con el sistema financiero con afectación adversa sobre sus costos, y también a preocuparse por mejorar sus niveles de competitividad… se corre más rápido con un león atrás.

Anotaría más ejemplos pero razones de espacio me impiden hacerlo, pero como dirían los carniceros con mucho pragmatismo: La carne sale con hueso.

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