Acreditación universitaria: un punto a revisar

Redacción Gestión

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La calidad en la educación superior es "un concepto pluridimensional" que debería comprender todas sus funciones y actividades: enseñanza y programas académicos, investigación y becas, personal, estudiantes, infraestructura, equipamiento y servicios a la comunidad y al mundo universitario. Debería darse como una autoevaluación interna y un examen externo. Sin embargo, la realidad es otra, según el último censo nacional universitario desarrollado por el INEI el 2010, en el Perú existen 100 universidades y solo algunas de ellas podrían sustentar y acreditar los estándares de calidad de su oferta educativa. La acreditación es un tema de mucha importancia en la formación universitaria del que poco se habla, pero que es determinante para alcanzar el éxito profesional. Es la garantía de que una carrera o programa logra estándares de calidad establecidos por la profesión para la cual se prepara a los estudiantes.Según datos de la Asamblea Nacional de Rectores, en el Perú, a diciembre del 2010 se ofrecen más de 200 distintas carreras en 133 universidades a nivel nacional. Más del 60% de ellas pertenecen a las ramas de las ciencias sociales y la diferencia pertenece a las ramas de la ingeniería y tecnología. Las economías latinoamericanas van hacia industrias con mayores requerimientos tecnológicos para producir exportaciones de mayor valor agregado. Sin embargo, los problemas recurrentes que se tienen para implementar procesos de calidad y mejora continua son: falta de presupuesto, de recursos humanos capaces, falta de tiempo y de decisión de los directivos, por mencionar algunos.En muchas oportunidades hemos planteado algunas preguntas, que aunque parecen de elementales respuestas no lo son: ¿Cada cuánto tiempo se actualizan los planes curriculares? ¿Quiénes participan en las actualizaciones curriculares? ¿A qué obedece la distribución de la teoría y práctica? ¿Cuáles son los objetivos educacionales o competencias a lograr por los egresados una vez empleados? ¿Cuáles son los resultados a lograr por los estudiantes? ¿Cuántos egresados tienen los programas? ¿Cuántos de ellos trabajan? ¿Cómo se comporta el número de postulantes a las carreras que se ofrecen? ¿Cómo se establecen las cargas horarias de los profesores? Lo que se pretende al plantear estas preguntas es incentivar el pensamiento crítico sobre: ¿Para qué se necesita el presupuesto? ¿Para qué se necesita el recurso humano capaz? Dicho de otra manera, ¿si los recursos no fueran escasos quizá se tendrían respuestas coherentes con resultados de alta empleabilidad? Hablar de acreditación es hablar de calidad. Al pensar en calidad, en varias de las citas anuales de la Semana de la Calidad que se desarrolla hace años en el Perú y en las conferencias de la Convención Minera que se realizan en Arequipa y en Medellín- Colombia, por ejemplo, hay consenso que para implementar procesos de calidad y mejora continua, lo primero que hay que lograr es el íntegro apoyo de las más altas autoridades de las instituciones. Son ellos los que pueden y deben responder a las preguntas antes planteadas. Hace muchos años que sabemos cuál es el estado de la educación y enseñanza superior del Perú; tratar de responder por qué está como está, a estas alturas del partido solo resulta pernicioso. La propuesta es que se revisen los procesos administrativos y académicos para mejorarlos. Para ello se deben emplear estándares comprobados internacionalmente, cuya base es justamente la revisión y mejora continua.

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