Marcial García Schreck, Socio de Impuestos de EY
El Perú cayó cuatro posiciones en la última edición del ranking de competitividad que publica cada año el Foro Económico Mundial, al pasar del puesto 65 al 69. Pero la noticia es aún más preocupante si observamos que ese es su peor puesto en cinco años. Este retroceso ayuda a explicar la acentuada desaceleración de la Inversión Extranjera Directa (IED) hacia nuestro país durante el actual Gobierno.
La IED recibida por el Perú decreció por segundo año consecutivo en el 2014, un 18% respecto del 2013 y un 36% en comparación con el 2012, en que se había registrado un máximo histórico, según la Cepal. La tendencia negativa se ha mantenido a lo largo del presente año. En el primer semestre, la IED disminuyó 11%, golpeando severamente la economía peruana.
Este no es un tema menor, ya que la IED es considerada uno de los pilares fundamentales para alcanzar el desarrollo, contribuyendo a generar empleo, aumentar las exportaciones, impulsar la recaudación y reducir los índices de pobreza.
Necesitamos hacer que a la IED de todos los tamaños le convenga apostar por el Perú más que ir a otros lugares. No olvidemos que nos disputamos directamente las mismas inversiones con otros países y que algunos de ellos están tomando medidas con mayor velocidad que el nuestro para mejorar su clima de negocios.
Sin ir muy lejos, Chile está actuando más proactivamente para fortalecer su competitividad. De las seis principales economías de la región, los flujos de IED solo aumentaron en dicho país en el 2014 (14%), registrando entradas casi tres veces mayores que las nuestras. Pero ante la brusca caída de la IED entre enero y agosto de este año (-10%), la presidenta Bachelet ha reaccionado promulgando una nueva ley que fija un marco legal más moderno para la IED, de conformidad con las mejores prácticas y estándares de la OCDE.
Se estipula, además, una exoneración del impuesto a las ventas y servicios a las importaciones de bienes de capital que busca promover el desarrollo de grandes proyectos.
Puede que las comparaciones sean odiosas, pero a veces resultan necesarias. En este caso invitan a una reflexión acerca de lo que debemos hacer para hallar el camino que permita reactivar la IED. En esto hay que reconocer que nuestro vecino del sur nos lleva ventaja. No sigamos perdiendo el tiempo.