La trampa de la comida chatarra

“Hace poco una joven madre y su hijo de 8 años vinieron a verme al consultorio. Aunque la verdadera razón era la alta presión arterial de la madre, me pareció que su hijo tenía un problema aún más grande”, señala el Dr. Stefan Waller, cardiólogo.

El niño esperaba junto a ella, tenía los ojos pegados al celular y estaba absorto jugando, mientras terminaba una gaseosa tamaño gigante que le había quedado del desayuno. El menos sufría de obesidad.

“Empecé a hablar con su mamá y me había dicho que se había dado cuenta que su hijo estaba un poco rellenito, pero que no creía que fuera un problema, porque todos sus compañeros estaban igual”, señala el médico.

La obesidad es un problema grande, no solo para los niños, sino para todo el mundo. Las comida rápidas y las bebidas azucaradas representan un gran riesgo para la salud.