Angélica Quispe challa la tierra del Altiplano sur boliviano: es la manera indígena-aymara de conseguir que el suelo dé buena cosecha. Quema hojas de planta de coca y dulces, y riega la tierra con aguardiente de papa.
Angélica Quispe challa la tierra del Altiplano sur boliviano: es la manera indígena-aymara de conseguir que el suelo dé buena cosecha. Quema hojas de planta de coca y dulces, y riega la tierra con aguardiente de papa.
La comunidad ofrece sus mejores productos a la Pachamama, si todo va bien deberían estar recogiendo la cosecha la próxima primavera.
Allí se siembran los campos con semilla de quinua real, una variedad única de este grano andino milenario. Sin embargo, el mercado internacional está inundado de quinuas de otros países. Por ello, estos productores apuestan por el modelo orgánico.
El precio de este grano se disparó tras la declaración en el 2013 del año internacional de la quinua por la ONU.
En el 2014, Bolivia exportó 30,000 toneladas por el valor de US$ 200 millones y en el 2018 la misma cantidad por US$ 81 millones. Por ello, se busca diferenciar la quinua real orgánica de sus competidoras con una denominación de origen.