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Iglu-Dorf

Parece algo difícil de vender: una habitación de hotel sin ventanas, sin calefacción y sin baño, todo por el precio de un alojamiento de cinco estrellas. Sin embargo, miles de personas al año aprovechan la oportunidad y pagan más de US$500 la noche para alojarse en hoteles iglú excavados en montones de nieve y hielo en áreas de esquí de los Alpes.

Durante la celebración de Año Nuevo, me topé con el hotel iglú cerca de Gstaad en Suiza, donde se encuentra a 1,950 metros de altura, justo debajo de la estación en la cumbre del teleférico Saanersloch. Hay un bar al aire libre con vistas a los picos circundantes para los esquiadores que pasan y dentro hay un restaurante donde el hielo emite un resplandor azul y las mesas de madera se ubican en cabinas talladas en la nieve.
Las cinco “villas iglú” (Iglu-Dorf en alemán) son similares a los diversos hoteles de hielo construidos cada invierno en Escandinavia, pero son mucho más accesibles en centros turísticos como Davos y Zermatt.

Durante unas tres o cuatro semanas cada otoño, se apila la nieve sobre enormes globos para crear la estructura básica de los iglús. Una vez que la nieve se asienta, los globos se desinflan y los trabajadores entran con motosierras, palas y herramientas de tallado para dar forma a las habitaciones y a muebles como camas y bancos. Posteriormente, artistas crean esculturas de hielo y cada hotel presenta un tema diferente, como la antigua Roma, la mitología nórdica, James Bond o criaturas marinas.

Cada una de las 11 habitaciones del hotel Gstaad tiene su propio iglú más pequeño, unido por un pasillo cubierto de nieve hacia el restaurante, una sauna y una bañera de hidromasaje al aire libre. En la mayoría de las habitaciones, los baños se encuentran en una estructura de madera compartida al final del pasillo. Tres habitaciones cuentan con baños privados y una posee su propio jacuzzi.

Las habitaciones son acogedoras, con luces LED que le dan al espacio un ambiente amplio y luminoso, pese a la ausencia de ventanas. Las camas están talladas en bloques de hielo y rematadas con tiras de piel, un colchón, sacos de dormir y almohadas cómodas. Las temperaturas se mantienen uno o dos grados por debajo o sobre el nivel de congelación, sin importar qué tan inclemente sea el clima en el exterior. "La nieve proporciona muy buen aislamiento", señaló Marius Mosimann, gerente del hotel Gstaad. "Si hay menos 10 o 20 grados afuera, cuando entras sientes que estás entrando a tu apartamento, incluso si el termómetro indica cero grados centígrados".

Aun así, la mayoría de los visitantes se queda solo una noche para vivir la experiencia y luego se van al calor de las camas de plumas y la calefacción central en los valles de abajo.

En el restaurante se sirve la cena para los 40 o más invitados en una noche determinada, con solo dos opciones en el menú: fondue de queso o pasta con salsa roja. "Nuestra cocina también es un iglú, así que no hay muchas opciones", comentó Mosimann. Los comensales generalmente visten su ropa de esquí, a menudo con sombreros y a veces con guantes. Tras una noche bajo la nieve, se sirve un desayuno caliente en un restaurante de montaña a unos cientos de metros de distancia.

Los hoteles Iglu-Dorf se encuentran en Davos, Gstaad y Zermatt, Suiza; Kühtai, Austria; y Zugspitze, Alemania. Cada uno puede recibir entre 32 y 48 personas en suites, habitaciones dobles o compartidas. Todos tienen sauna, jacuzzi o ambos. Los precios (que incluyen la cena y el desayuno) van desde 159 francos suizos (US$ 160) por persona en una habitación con seis camas a 539 francos por persona en una suite con baño privado y bañera de hidromasaje.