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Ahorro

Por ello, en el Día Mundial del Ahorro, es bueno que nos detengamos a pensar por qué es tan difícil controlar el uso de nuestro dinero.

“Para las personas es difícil ahorrar porque el contexto influye en la toma de decisiones”, afirma Manuel Giraldo, Líder del área de Behaviour Economics de BBVA en Perú. En ese sentido, el reto del ahorro se enfrenta a tres sesgos:

1. El presente: Nos hace adelantar gratificaciones y postergar los sacrificios. Usamos el dinero que estamos reservado para alcanzar alguna meta (como la cuota inicial de una vivienda) para comprar un producto que nos parece importante pero que, en realidad, no reviste tanta urgencia (como tener un celular de última tecnología).

2. La sobreconfianza: Tendemos a considerar que estaremos bien y que no nos pasarán las situaciones que atraviesan amigos o conocidos. Por ejemplo, es común creer que no pasaremos dificultades de salud en la tercera edad, y por eso no nos preocupa empezar a ahorrar para cubrir esos gastos.

3. La proyección: Consideramos que nuestros gustos y necesidades no van a cambiar y que siempre vamos a requerir determinadas cosas. Pero no tomamos en cuenta, por ejemplo, posibles cambios en la dieta, que serán necesarios por algún problema de salud generado por la edad.

¿Cómo comenzar?

Una vez que tomamos conciencia de estos sesgos, es momento de tomar acción y empezar a ahorrar. Para ello, es fundamental controlar nuestros gastos. Estos tips te ayudarán a dar el primer paso:

  • Aprende a realizar un presupuesto familiar y a respetar su desarrollo. Con ello, podrás ver qué uso que le das a tu dinero y, a partir de ello, destinar ciertos montos a gastar sin problemas.
  • Prioriza gastos esenciales y fijos como comida, vivienda, servicios, así como a evitar las compras por impulso o gusto.
  • Planificar tus compras a futuro. Si vas a invertir en la compra de una casa, carro o algún electrodoméstico, calcula el monto a pagar en cada cuota, así como sus intereses y el tiempo que te tomará cancelar toda la deuda.
  • El pago a préstamos y tarjetas de crédito no deberían exceder el 30% de los ingresos
  • Consulta con tu entidad financiera qué herramientas ofrecen para ayudarte a controlar tus gastos personales.