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Muchos son los intentos y, por desgracia, también muchas las veces en que empezar el ahorro se queda sólo en un buen propósito. ¿Por qué es tan difícil ahorrar? Aunque cada situación es diferente, en la mayoría de los casos se ignoran ciertas reglas básicas que, si bien no son sencillas, sí son muy efectivas, según

Aquí te las presentamos.

1. Ahorrar una cantidad fija al mes

El primer error es pensar en guardar "lo que sobre" a fin de quincena y la realidad es que muchas veces no hay sobrante, sino todo lo contrario. Por eso es fundamental que al distribuir los ingresos del hogar se destine de manera obligatoria una cantidad fija al ahorro, como se hace con el pago de los servicios. Es fundamental empezar "hoy, hoy, hoy". De ser posible este mes, a más tardar el siguiente. Recuerda que la constancia es indispensable. No dejes pasar un mes sin ahorrar y tampoco caigas en la trampa de gastar de más pensando en que "guardarás lo doble el siguiente".

Como todo buen hábito, cuesta trabajo adquirirlo. Por fortuna hay diferentes maneras de reforzarlo: anota en tu agenda o registra en tu PDA como una tarea pendiente el depósito a tu cuenta.

Puedes también programar recordatorios en tu correo electrónico. Si esto no basta, busca un aliado de mucha confianza para que te recuerde cuándo debes ahorrar. Empieza con un monto pequeño para que no se convierta en camisa de fuerza. Si el compromiso personal no es suficiente existen otras alternativas como las cajas de ahorro.

2. Pensar a largo plazo

El segundo error más frecuente es pensar sólo en el presente, en lo que compras hoy con un monto determinado.

Si por ejemplo sólo puedes ahorrar 500 pesos al mes (¡excelente!) en un año reunirías seis mil pesos; en tres, 18 mil pesos y en cinco años, 30 mil pesos, más los intereses generados por una buena inversión. Hoy estos mismos 500 pesos te alcanzarían para una abundante y buena comida.

Para tener éxito en el ahorro piensa a mediano y largo plazo: mínimo 12 meses. Recuerda que más importante que el monto es la constancia. Si no puedes guardar ni los 500 pesos del ejemplo, no importa, ahorra lo que esté dentro de tus posibilidades y haz cuentas para que sepas cuánto podrías reunir.

3. Definir un objetivo

Ahorrar con un fin determinado (el capital inicial para arrancar tu negocio, vacaciones al extranjero, una maestría, el enganche de una casa) es el mejor incentivo. Es preferible iniciar con metas a corto plazo (entre tres y seis meses), así los beneficios alcanzados reforzarán el hábito del ahorro.

Tras alcanzar un par de objetivos de corto alcance intenta con uno de mediano plazo (uno a tres años), para finalmente asumir un reto de largo aliento: comprar una casa, pagar un seguro de estudios para los hijos, etc.

Para lograr los objetivos es muy importante elaborar un proyecto financiero, que consiste en definir tres aspectos:

a) Qué quiero

b) En cuánto tiempo y

c) Cuánto debo destinar al mes para reunir la cantidad final.

Por ejemplo:

a) Una bicicleta de montaña que cuesta dos mil 800 pesos.

b) La quiero para octubre 2007 y empezaré a ahorrar en junio 2007.

c) Debo guardar 560 pesos al mes.

Mientras más realista seas al elaborar tu proyecto financiero, más probabilidades tendrás de alcanzar el objetivo.

Retomando el caso anterior, si tu nivel de ahorro mensual no supera los 500 pesos, difícilmente podrás reunir el dinero necesario para comprar la bicicleta de contado. Así que la opción es retrasar unos meses la compra.

4. Incrementar el ahorro, no el gasto

Es muy común que cuando los ingresos familiares aumentan también se incrementen los gastos casi de manera inmediata, en lugar de destinar el dinero extra o una buena parte de él al ahorro, que sería una decisión más conveniente.

Vale la pena preguntarse: si hasta antes del aumento en los recursos tú o tu familia vivían con -digamos- 12 mil pesos al mes, no hay razón para que no puedan seguir cubriendo sus necesidades con la misma cantidad.

Quizá la mejor opción sea destinar 50 por ciento del dinero extra al ahorro y el otro 50 por ciento al gasto corriente. Mientras más ahorres, mayor será el monto acumulado y más rápido alcanzarás las metas.

5. Atreverse a invertir

Ahorrar e invertir no son sinónimos. Tener el dinero en una cuenta bancaria es casi como guardarlo debajo del colchón, en cuanto a intereses generados se refiere.

Por fortuna, existen en el mercado diversas opciones de inversión redituables (algunas muy redituables), que se ajustan a diferentes necesidades y presupuestos (de ellas hablaremos en próximas ediciones). No se necesitan millones para invertir en ellas, de hecho algunas inician desde 10 mil pesos.

El dinero termina perdiendo valor adquisitivo por efectos de la inflación. El siguiente paso natural tras lograr ahorrar durante uno o dos años es la inversión. Si tú trabajas con empeño ¿por qué tu dinero no?

¡Rompe con los mitos!

La falta de información es tierra fértil para la generación de mitos. Aquí algunos de los más frecuentes en torno al dinero:

* El ahorro es sólo para quienes tienen ingresos elevados.

* Se necesitan millones para invertir en el mercado de dinero.

* De nada sirve ahorrar 100 pesos.

* Las cuentas bancarias son una buena opción para invertir.

* Comprar a crédito es la única manera de adquirir bienes y servicios.

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