La historia de la economía ha dejado en evidencia que, a diferencia de lo que muchos creen, los análisis que se realizan a la hora de invertir no son ni fríos ni calculadores. Por el contrario, están en la mayoría de los casos influenciados por cuestiones psicológicas y sesgos que provocan impulsos poco racionales.
Aunque los procesos psicológicos son únicos en cada ser humano, existe un consenso en que ciertos estímulos neuropsicológicos impactan en nuestras decisiones económicas de forma categórica. Al respecto, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de Madrid publicó en 2017 el informe “Mecanismos psicológicos que intervienen en la toma de decisiones de inversión”, en el que se detallan los sesgos más frecuentes que afectan las decisiones sobre dónde y cómo invertir.
En este análisis se destacan principalmente tres problemas:
- El exceso de confianza como una tendencia que sobreestima el conocimiento y los juicios subjetivos, considerándolos certeros.
- El sesgo de la ilusión de control, en referencia a la tendencia por sobreestimar que podemos manejar algo sobre lo que objetivamente no se tiene ningún control.
- El sesgo de confirmación, que nos impulsa a interpretar la información recibida de tal manera que confirme nuestras ideas previas.
En este contexto, los economistas coinciden en que los inversores tienen una racionalidad acotada y con límites, determinada en función de tres factores: la información que tienen a su disposición, la capacidad cognitiva de sus mentes para tomar una decisión y el tiempo del que disponen para tomarla.
6 FACTORES A CONSIDERAR
Melvin Escudero, economista y profesor de Pacífico Business School, así como CEO de El Dorado Asset Manamegement SAF, explica que el ser humano ha demostrado que se comporta en los mercados con una lógica de masas. “Es muy común decir ‘si no estás con el mercado y te equivocas, vas a perder hasta los zapatos’. ¿Por qué? Porque si el mercado avanza hacia una dirección y tú inviertes en la dirección contraria, lo más probable es que tengas grandes pérdidas”, señala.

Pero, ¿cómo podemos limitar estos sesgos e intentar invertir siempre con decisiones racionales? Para Escudero, estos son algunos de los principales factores que se deben tomar en cuenta al tomar decisiones de inversión:
✔ Mente fría. Hay que tratar de ser lo más objetivo posible, lo que implica no sesgarse por conductas o experiencias anteriores. Pero, para ello, hay que ser muy fuertes, pues muchas veces las decisiones más acertadas son aquellas que son contrarias a las que uno observa en el mercado.
✔ Ser prudente. El actuar impulsivamente puede hacer que el inversor entre en un periodo de crisis profunda y de dolor. Hay que tener cuidado con los sentimientos básicos, como la ambición, tan frecuente en este mundo. El hambre de ganar, de hacer que el dinero crezca rápido y fácil, es una vía rápida hacia a la bancarrota.
✔ Evitar moverse por el miedo. Este sentimiento puede inmovilizar y hacer que no se invierta cuando existe una oportunidad. Citamos a Warren Buffett: "Debemos comprar barato cuando todos quieren vender y no comprar cuando todos quieren comprar caro". Aunque esto parece absurdamente sencillo, ¿qué hace la gran mayoría de gente cuando un sector está en crisis?
Hoy, por ejemplo, muchas personas quieren retirar sus fondos de pensiones, sin tener en cuenta que van a hacer real la pérdida que se ha producido en el mundo debido a la crisis provocada por el coronavirus. En cambio, si esperaran al rebote, propio de todo ciclo económica, no perderán el dinero de su jubilación.
✔ Comprar acciones en compañías que crean valor. Esto es aplicable en cualquier contexto, pero más aún en momentos de crisis. Son justamente estas organizaciones las que muestran, en estas épocas, precios muy bajos. Pueden ser bancos, compañías de productos de consumo masivo, mineras, o empresas de servicios. Lo importante es que sean empresas sólidas que, cuando el mercado se recupere, puedan salir a flote e incrementarán su valor de compra.
✔ No meter todos los huevos en una canasta. En épocas de crisis, es importante diversificar el proceso de compra. Los mercados en estos contextos son muy volátiles, y uno tiene que intentar comprar en los niveles más bajos. De la misma forma, hay que intentar guardar algo de activos para comprar cuando algún mercado vuelva a caer.
✔ Consulta a los expertos y lee. Invertir de forma inteligente implica buscar las opiniones de personas que, sabemos, tienen un juicio objetivo, que no está sesgado o de alguna manera viciado. Además, hay que informarse, averiguar de crisis anteriores y leer sobre casos de éxito. “Aprender, aprender, aprender”, ese es el mayor de los consejos que un buen inversionista te puede dar.
En este contexto, es importante tomar distancia de decisiones determinadas por intuición o impulso. Ni el miedo ni la confianza extrema son buenos consejeros cuando de inversiones se trata.