Cuando se piensa en estudiar en el extranjero, las personas tienden a enfocarse en las habilidades duras (conocimiento técnico) o en los beneficios tangibles, como la mejor calidad educativa, los salarios más elevados o la posibilidad de quedarte a vivir en el extranjero. Sin embargo, para Mirko Chiappe, gerente general de Grad School Guru, existen muchos otros puntos a favor relacionados con el desarrollo de habilidades blandas, como la posibilidad de relacionarte e interactuar con estudiantes de otras culturas. Chiappe ha convertido su experiencia en el extranjero en parte de su propósito de vida.
La empresa que fundó en 2014 prepara a jóvenes estudiantes a postular a universidades del exterior, accediendo a becas y otros tipos de ayudas económicas. Si bien empezó trabajando con solo dos universidades del exterior, hoy posee una red de 110 universidades en el mundo, en las que ha logrado colocar a más de 600 alumnos. Estos centros se ubican entre las 50 y las 100 mejores universidades del mundo. Economista de carrera, con MBA en el International Management Institute de Suiza y una maestría en el MIT, cree que, si hubiera sabido qué puertas tocar y con quién conversar, hoy su futuro sería diferente.
Con una educación como la que has tenido, ¿por qué decidiste emprender este negocio? Algunos dirían que podrías optar por una posición más expectante en una gran empresa.
Por experiencia, me ha tocado vivir el cambio de mentalidad por el que atraviesa un estudiante que entra en contacto con otras realidades, otras culturas. Es un cambio no solo a nivel personal sino profesional. Si bien piensas que estudiar fuera te dará acceso a mejores oportunidades laborales, creo que lo más rico es la experiencia de estudiar con gente de Yemen o Nigeria, que ha pasado por guerras civiles o conflictos internos. Es un valor agregado increíble, que te ayuda a cuestionar tu realidad. Hace poco nos escribió un estudiante que ha entrado a una universidad de Estados Unidos que solo en su clase se hablan 50 idiomas.
¿Qué aprendizajes propios de esta experiencia internacional te han ayudado a definir el foco de tu negocio?
Primero, me di cuenta de que existen muy buenas oportunidades de estudiar en el exterior, que no son tan caras, pero que la gente no conoce. Mi pregrado en el Perú fue bueno, pero me imagino que podría haber hecho mi carrera en el extranjero incluso a un precio más bajo, si hubiera sabido qué puertas tocar. Hoy lo sé, porque ya pasé por eso. ¿Te imaginas estudiar en una universidad Top 50? Esa es mi principal motivación. Hoy, Grad School Guru, migró de ayudar a los estudiantes a prepararlos a postular, a un modelo en el que le trasladamos el costo de la preparación a la misma universidad, que busca estudiantes talentosos con ganas de salir adelante.

A la hora de motivar a un estudiante de estudiar afuera, ¿qué es más complicado? ¿convencerlo a él o a sus padres?
Definitivamente a los padres, pero no por un tema de costo. Muchos dicen, ‘no, mi hijito no está listo’, y cosas así. Por eso, en 2014, cuando empezamos, nos enfocamos en postgrado. Y ahora, en 2019, la cosa está cambiando, los papás se dan cuenta de que es una opción viable, no es tan caro y la retribución va más allá de lo económico. El estudiante crece como persona.
¿Cuál es el testimonio que más te ha marcado en la búsqueda de este propósito?
Cuando trabajaba para una universidad en Europa le dimos una beca completa a un estudiante de Kenia. Al final de la carrera, entró a trabajar a Naciones Unidas. Era un chico que salió de un campo de refugiados, con poquísimas opciones, pero con un empuje enorme que lo podías ver desde que aplicó a la beca. La gente no sabe que las universidades tienen presupuesto para estas cosas, hay mucha gente que aplica, pero la mayoría no lo sabe.
Si te cayera un capital imprevisto, ¿en qué lo invertirías?
Te podría decir en marketing, para dar a conocer más este negocio, pero creo que más enfocado en el tema de concientización. Creo que mucha gente se cierra a la opción porque cree que su nivel de inglés no es fluido o que las notas no le dan, pero las opciones están para todos. Hoy son los estudiantes de colegios con bachiller internacional (IB) los que más nos buscan, pero sería estupendo que llegaran otros estudiantes con ganas de aplicar.
Tu educación ha sido privilegiada, ¿cuánto has invertido en ella?
Tuve la suerte de tener muchas becas a lo largo de mi carrera, que me ayudaron a solventar esa educación. Fui becado en colegio, parcialmente becado en la universidad, casi recibí el 50% de la beca para mi maestría en Suiza y recibí el 100% de una beca en el MIT hace poco. No es que sea una lumbrera como académico profesional, pero aprendí a saber qué puertas tocar, dónde buscar y con quién hablar. Y precisamente eso es lo que quiero hacer con Grad School.
¿Cuánto le dedicas a tu formación al año?
Trato de estar permanentemente actualizado. Hago rutinas para seguir aprendiendo día a día, escuchando de pronto un podcast o leyendo libros. Me gusta sobre todo escuchar entrevistas. Se trata de aprovechar el tiempo al máximo. Hoy, a las 6:00 a.m. que salí al gimnasio, puse un podcast y lo escuché mientras hacía ejercicio. Me interesa mucho escuchar qué dice la gente que tiene más experiencia en otras partes del mundo, que tienen un punto de vista diferente, que cuestionan el statu quo de los negocios, las industrias y la educación.
¿Cuál es el autor qué más te ha impactado?
Uno muy bueno, se llama Dan Ariely, es un catedrático de psicología y economía conductual de Estados Unidos. Él habla de la irracionalidad de las decisiones del ser humano. Es interesante saber cómo uno toma decisiones. Él en varios podcasts analiza cuáles son las influencias que llevaron a las personas a tomar decisiones de negocio, para ayudar así a los emprendedores a tomar mejores decisiones.
¿Cómo te ha servido?
Mucho. Recuerdo un ejemplo que él siempre comenta, relacionado a la suscripción a The Economist. Después de varios experimentos, comenta que para suscribirse a esta revista inglesa existen tres opciones: US$ 100 online, US$ 129 impresa y US$ 129 impresa y digital. Cualquiera diría que para qué está la opción del medio, si la más ventajosa es la de la izquierda. Pero él afirma que si no estuviera la opción del medio la gente se iría automáticamente por la más barata. No tiene lógica, pero así es el ser humano.
¿Has aplicado esta lógica a tu sector?
Me ha ayudado a darme cuenta y saber orientar mejor a los estudiantes a analizar las ayudas financieras que ofrecen las universidades, que a veces se plantean como ayuda, pero detrás hay todo un tema de préstamo educativo. Hay que ayudar a los estudiantes a leer las ofertas que les ofrecen, sobre todo a los que tienen talento. La educación no tiene por qué ser cara.