Redacción Gestión

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¿Cuáles son los momentos más significativos que impulsaron su profesión?La cultura familiar ha sido la base del éxito de mi carrera. Mi papá era un hombre de objetivos muy claros, sumamente competitivo y orientado a la generación de riqueza; mi mamá intuye mucho lo que no se ve, dice que la lectura alimenta el alma y el conocimiento derriba barreras.

Un momento muy interesante fue cuando mis padres nos enviaron a mis cinco hermanos varones y a mí a estudiar a Estados Unidos. Tenía 13 años, nos autorregulábamos, estaba en una escuela en inglés y los tres primeros meses no entendí absolutamente nada, pero al final lo logré.

Desde muy joven tuve un plan: acelerar mi carrera profesional hasta llegar a una tranquilidad financiera para luego casarme y comenzar una familia.

Si te concentras en generar las capacidades que necesitas para llegar a los mejores puestos directivos lo vas a lograr, después decide qué empresa se adecúa más a tu cultura.

En el camino, con mi familia, decidí venir a vivir al Perú, no por razones laborales sino porque decidimos vivir en un sitio que nos permitiera manejar mejor nuestra cultura familiar. Y mi plan era regresar a trabajar cuando mi hijo tuviera cinco años, pero cuando tenía dos años y medio me entrevistaron en Interbank y al año siguiente asumí la gerencia legal del banco.

Más allá de los estudios y de las personas que te pueden ayudar a lo largo de tu carrera, uno tiene que saber lo que quiere.

¿Qué tanto ha cambiado la visión de la empresa para contratar mujeres?El talento femenino es un activo, es una ventaja competitiva, no hay ninguna empresa que quiera generar valor y riqueza que deje de lado a propósito la contratación de mujeres. Hay dos retos: cómo retengo el talento femenino y cómo catapulto a las mujeres con potencial a posiciones de liderazgo.

Según el INEI, la participación femenina en la actividad económica ha pasado de 58.4% en el 2001 a 65.2% en el 2012, eso quiere decir que hay 9.7 millones de mujeres que están trabajando, el 70% en mypes, 8% en medianas y 22% en grandes empresas, o sea, 2.1 millones. De esta cantidad, el 27% ocupa puestos de dirección en primera, segunda y tercera línea, es un buen comienzo y una buena noticia.

Según la encuesta de KPMG con Women Corporate Directors, de 754 directores de empresas que cotizan en bolsa o emiten deuda, el 8% (58) son mujeres, que es muy poquito.

Pero según la encuesta de Grant Thorton de International Business Report (IBR), el 27% de altos puestos directivos de empresas que operan en Perú está ocupado por mujeres, lo que está por encima del 22% de promedio en América Latina.

¿Qué aportes dan las mujeres a las empresas?Las mujeres tendemos a ponernos muchos galones, "mira todo lo que hago, todo lo que tengo", como si fuera algo especial. Todos queremos tener mejores familias, mejor calidad humana, y las empresas tenemos la responsabilidad de trabajar de manera más eficiente para permitir ese balance en la vida para hombres y mujeres.

Lo bonito de incorporar mujeres a las directivas de las empresas no es tanto la realización individual de la mujer, la mujer humaniza la empresa y le da otra mirada, y junto al hombre hace que la organización sea más humana, ese es su gran valor en la empresa.