Zelma Acosta Rubio

El Programa de Alta Dirección (PAD) de la Universidad de Piura y el diario Gestión reunieron a cinco ejecutivos de diversas compañías que tienen experiencia como miembros de algunos directorios o seleccionando a los directores, para dialogar sobre cómo puede agregar valor de manera sostenible el directorio de una empresa y qué características deberían cumplir para lograrlo.

Zelma Acosta Rubio, General Counsel - Interbank

Una función muy específica del directorio es ver el tema de riesgos y el de auditoría. Debería tenerse directores independientes en ambos comités y, de preferencia, no repetirlos. Partiendo de allí, se necesitan seis y uno más como voto dirimente, por lo que siete me parece que es el número perfecto de miembros. 

Respecto a la composición del directorio, creo que la mayoría debería ser independiente. Un perfil ideal es un director que piense como dueño y un CEO muy colaborativo. Los CEO no deberían ser parte del directorio, pero el comité de gerencia debería participar en la sesión del directorio. 

El directorio debería ser diverso. Lo obvio es hombre-mujer, pero también debería considerarse edades y etnias. No solo porque dan puntos de vista distintos, sino también por los sesgos y la toma de decisiones. Los directorios muy homogéneos toman decisiones de manera muy cómoda, hay tanta cohesión que la decisión se toma sin tratar de ver qué información no está en la mesa. Si todos nos parecemos y tenemos la misma información, vamos a tomar decisiones con esa información. En cambio, si hay una persona diferente (una mujer, alguien de otra industria, de menor edad, etcétera), esa persona probablemente hará una pregunta sobre algo que no está en la mesa y eso enriquecerá el proceso de la toma de decisiones. Muchas veces, cuesta soltar la idea de que el directorio debe estar formado solo por personas con experiencia. Hay que regresar, poner la hoja en blanco y ver qué es lo mejor.