Donald Trump
Donald Trump

Por Ferdinando Giugliano (*)

La sombra de se cierne sobre la economía mundial.


El presidente de Estados Unidos está liderando un auge económico en su país que ha llevado la tasa de desempleo a su nivel más bajo en casi 50 años. No es seguro que los buenos tiempos perduren y pueden llegar a expensas de la sostenibilidad de la deuda. Sin embargo, lo que es indiscutible es el efecto que la "Trumponomía", la política económica de Donald Trump, está teniendo en otros países.


En su último informe Perspectivas de la economía mundial, el (FMI) redujo su proyección de crecimiento mundial para este año y el siguiente en 0.2 puntos porcentuales, a 3.7%.


Si bien su pronóstico para las economías avanzadas se mantuvo prácticamente inalterado, el fondo recortó su proyección para Estados Unidos en el 2019.


Lo que es más importante, realizó una fuerte revisión para los mercados emergentes y las economías en desarrollo. Ahora se espera que crezcan 4.7% en el 2018 y 2019, respectivamente, 0.2 y 0.4 puntos porcentuales menos de lo previsto en julio.


En principio, no hay nada malo en una ligera desaceleración del crecimiento mundial. La economía mundial ha disfrutado de una trayectoria decente en los últimos años. A medida que los bancos centrales empiezan a retirar el dinero barato, es natural que los consumidores y las empresas se vuelvan un poco más cautelosos.


El problema es que la desaceleración mundial parece inducida en gran medida por la política. Y el principal sospechoso es Donald Trump y su deseo de poner a "Estados Unidos primero".


El mandatario ha seguido dos políticas económicas emblemáticas desde que asumió la presidencia. Una de ellas fue un gigantesco recorte de impuestos, que podría llevar el déficit presupuestario de su país a su punto más alto desde el 2012. La segunda es una política comercial agresiva hacia el exterior, que incluye aranceles muy elevados contra China y la reelaboración de acuerdos con socios de larga data como México, Canadá y la UE.


Tomará tiempo evaluar el impacto total de todo esto en la economía de Estados Unidos. Washington se ha embarcado en un plan de estímulo fiscal en un momento en que el desempleo ya era muy bajo. Mientras que eso le da a la economía una subida de azúcar, es más prudente reducir la deuda pública cuando las cosas van bien.


Hasta ahora, los ataques contra los amigos históricos de Estados Unidos han resultado ser más ruido que un cambio significativo, como lo demuestra la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.


Sin embargo, los US$ 200,000 millones en aranceles sobre China han desencadenado una serie de medidas de represalia que, según el FMI, perjudicarán el crecimiento de Estados Unidos. El fondo estima que la producción estadounidense podría terminar un punto porcentual por debajo de lo que hubiera sido sin los nuevos aranceles.


Para el resto del mundo, las consecuencias económicas de Trump parecen peores. No hay subida de azúcar para el resto de nosotros, ya sea temporal o no.


Tomemos, en primer lugar, el estímulo fiscal. Ha animado a la Reserva Federal de Estados Unidos a subir las tasas de interés a un ritmo sostenido. El riesgo es que los inversores intentarán adivinar las futuras subidas de forma desordenada. El miércoles pasado, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años subió 12 puntos básicos en un solo día, aumentando las apuestas de que seguirán subiendo.


Los mercados emergentes ya son los más perjudicados. La subida de los tipos de interés en Estados Unidos persuadirá a los inversores a mover los fondos hacia activos denominados en dólares, lo que impulsará el valor del dólar. El índice Bloomberg Dollar Spot ha subido casi 7% en seis meses y podría aumentar aún más.


Mientras tanto, el FMI ha identificado que los flujos de capital hacia los mercados emergentes se han debilitado significativamente desde el segundo trimestre. Si esta carrera hacia la puerta de salida continúa, ejercerá presión sobre los mercados emergentes más frágiles. Argentina ya ha tenido que pedir ayuda al FMI, y otros podrían venir a continuación.

Comercio
El otro riesgo es el comercio. La economía más amenazada es, por supuesto, la propia China, cuya proyección de crecimiento para el próximo año se redujo en 0.2 puntos porcentuales, a 6.2%, como resultado de los aranceles estadounidenses. Pero el FMI teme que una guerra comercial pueda tener un impacto en otras economías en desarrollo.


Por supuesto, es injusto culpar a Trump por los males de países específicos. Los problemas de Turquía e Italia son totalmente autoinfligidos. El presidente Recep Tayyip Erdogan ha ahuyentado a los inversores interfiriendo con su banco central. Los gobernantes populistas de Roma han asustado a los mercados con su promesa de mayor déficit presupuestario.


Sin embargo, donde antes Estados Unidos hubiera sido una fuerza estabilizadora, ahora ocurre lo contrario. Cuando Estados Unidos está primero, todos los demás realmente quedan en un distante segundo lugar.


(*) Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.