"Alexa... ¿cumpliré con mi objetivo de jubilación?"

"No está en vías de cumplir con su objetivo de jubilación", responde la asistente digital activada por voz de Amazon.com Inc., sin siquiera endulzarlo un poco. Luego sugiere entregar US$76 mensuales a Fidelity Investments y sus asesores.

Esto realmente no sucederá si lo prueba en su dispositivo Amazon Alexa en casa. Es una demostración presentada por EMoney Advisor LLC, una compañía propiedad de Fidelity, en sus oficinas en Radnor, Pensilvania. Amazon proporciona software para que desarrolladores externos experimenten con nuevas funciones.

Fidelity está tratando de encontrar formas de aplicar la inteligencia artificial, los algoritmos informáticos y el software de reconocimiento de voz al rígido mundo de la gestión de dinero y la inversión.

Hay algo de urgencia en la tarea. En estos días, las firmas de inversión creen que o dominan el mundo digital o se convertirán en otra de las víctimas de Silicon Valley. Cada año, Fidelity reúne a decenas de expertos en tecnología y ejecutivos para enfrentar las amenazas a la empresa de 71 años de antigüedad, que administra US$ 2.4 billones y es una de las compañías de fondos comunes de inversión y administración de planes de jubilación más grandes del mundo.

Al igual que los generales y los soldados en un juego de guerra, esbozan lo que harían en todo tipo de escenarios, como un colapso del mercado o una fusión que creó un súper rival. En algo igual de siniestro, tal vez, preguntan: ¿Qué pasaría si Amazon distribuyera productos financieros u ofreciera su propia asesoría financiera? ¿Qué pasaría si Google comprara su propio administrador de dinero?

Esas compañías de tecnología entonces podrían hacer a la industria de inversión lo que le han hecho a empresas que van desde editoriales hasta firmas de productos electrónicos, ajustando los márgenes de ganancias que ya son bajos y expulsando a actores consolidados.

Incluso ahora, la creciente popularidad de los fondos basados en índices que siguen el mercado está empujando las comisiones de gestión de inversiones a niveles cercanos a cero. "Estamos trabajando para innovar, para no ser tomados por sorpresa", dice Bill Doyle, titular de investigación de Fidelity Labs, que supervisa los experimentos de la compañía en tecnología financiera.

Por ahora, hay un gran factor que mantiene a raya a los depredadores tecnológicos: entrar en las finanzas llevaría a Amazon y a las firmas de su tipo a negocios estrictamente regulados en Estados Unidos. Pero Fidelity y otros no ven garantías de que esto disuada para siempre a las compañías tecnológicas.

Y más allá de las fronteras de EE.UU., donde muchas compañías financieras buscan crecimiento, ya está surgiendo la tecnología. En 2013, el gigante chino del comercio electrónico Alibaba Group Holding Ltd. comenzó a vender un fondo de mercado monetario. Ahora es el más grande del mundo, con 1.56 billones de renminbi (US$ 235,600 millones).

Los clientes en EE.UU. también están listos para confiar sus ahorros a las empresas de tecnología. Más de la mitad de los inversores con activos de al menos US$1 millón considerarían utilizar una de las principales compañías tecnológicas para administrar su patrimonio, según una encuesta de la consultora Capgemini SE.

Tres cuartas partes de los millennials probarían suerte con una oferta de Google, Amazon, Apple o las compañías de pagos PayPal y Square por sobre una de sus propios bancos, según un estudio de la compañía de medios Viacom Inc.

"Si Google sale mañana y pregunta si quiero invertir, probablemente lo haría", dice Marcus Storr, quien dirige las inversiones de fondos de cobertura de Feri Family Trust, con sede en Alemania.

El gigante de los motores de búsqueda, filial de Alphabet Inc., tiene datos sobre miles de millones de sus usuarios y millones de dólares para derrochar en los mejores programadores de todo el mundo, que podrían automatizar la búsqueda de negociaciones lucrativas.