Redacción Gestión

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Las tendrían un comportamiento hacia el alza, no sólo en soles, también en dólares, pero principalmente las correspondientes a créditos en dólares, consideró el banco Scotiabank.

La razón de fondo es el inicio del proceso de normalización monetaria en Estados Unidos. El pasado 16 de diciembre la Reserva Federal (Fed) elevó su tasa de interés de referencia, luego de ocho años de haberla mantenido cerca de 0%, confirmando las expectativas que se habían formado en el mercado desde abril del 2013.

Más aún, la Fed deslizó la posibilidad de cuatro ajustes adicionales en su tasa de interés durante el 2016. En su última reunión, el 27 de enero, ha sido más cauta señalando que contempla la situación delicada de los mercados financieros, pero mantiene su optimismo respecto de la economía norteamericana.

El mercado viene formando expectativas más cautas y apunta a dos movimientos al alza, manifestó el analista senior del Departamento de Estudios Económicos del Scotiabank, Mario Guerrero.

El impacto ha sido la elevación de la tasa Libor 3m, pasando de 0.23% en enero del 2015 a 0.33% en setiembre, para luego repuntar hasta 0.62% en la actualidad. Si bien el nivel es aun históricamente bajo, marca un cambio en adelante respecto a un costo de financiamiento en dólares más alto.

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En el Perú, el canal de transmisión son los contratos de crédito, realizados principalmente por empresas, cuyo costo de financiamiento en dólares usualmente está asociado al comportamiento de la tasa Libor 3m más un spread, explicó en el Reporte Semanal del banco.

El Banco Central de Reserva (BCR) ha implementado un programa de desdolarización del crédito que ha permitido reducir el ratio de dolarización de 43% a 30% en los últimos tres años, contribuyendo a reducir la exposición al riesgo cambiario de empresas y personas.

A nivel del sistema bancario, la tasa de interés activa correspondiente a créditos corporativos se elevó 95 puntos básicos en promedio (entre julio del 2015 y enero del 2016), en un contexto en que la tasa Libor 3m lo hizo en 33 puntos básicos.

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Esta tasa es usualmente sensible a las variaciones de la tasa de interés internacional de corto plazo. Guerrero destacó también que el punto de partida fue el mínimo histórico.

La tasa para créditos a grandes empresas también aumentó 50 puntos básicos en ese mismo lapso de tiempo. En conjunto estos créditos representan el 54% del total de créditos en dólares del sistema, por lo que un encarecimiento de los mismos implicaría costos de capital más elevados para proyectos de corto y mediano plazo.

La tasa de interés en dólares para créditos a medianas y pequeñas empresas disminuyó en 65 y 11 puntos básicos respectivamente, aunque la participación de estos créditos sólo es 2.5% del total.

En el caso los microcréditos, la tasa de interés en dólares se elevó, pero sólo el 4% de estos créditos está expresado en dólares, por lo que no representa un impacto sistémico sobre el sector.

En el caso del crédito a personas, la tasa para créditos de consumo se elevó 107 puntos básicos en el periodo julio 2015–enero 2016, en un contexto en el que la dolarización de estos créditos ha caído de 9.7% a 7.8% durante los últimos tres años.

Las medidas de desdolarización del crédito, que implican costos más altos para los créditos en dólares, y el aumento del riesgo crediticio debido al aumento del tipo de cambio, explican en parte este comportamiento.

La tasa de interés para créditos hipotecarios en dólares se redujo 50 puntos básicos, en un contexto de significativa desdolarización de los mismos.

DepósitosPor el lado de los depósitos, las tasas de interés han permanecido bajas, y es probable que no registren cambios a pesar de la mayor preferencia de los agentes económicos por depósitos en dólares. El atractivo de los mismos no se encuentra en la tasa de interés sino en la expectativa de depreciación de la moneda.

Las tasas para depósitos en dólares podrían permanecer bajas en parte por la holgada liquidez en moneda extranjera con que cuenta el sistema, a lo que se agrega la regulación vigente, que desincentiva el otorgamiento de créditos en dólares, encareciéndolos, con excepción de los créditos para comercio exterior y créditos para el financiamiento de grandes proyectos a largo plazo.